Luego de la críticas que recibió el gobierno nacional por autorizar a la noruega Equinor a avanzar con los trabajos de prospección sísmica en tres áreas offshore de la costa argentina, el Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG) defendió desde su cuenta de Twitter la posibilidad de realizar explotación offshore de manera segura. “desde hace décadas existe producción de gas en pozos marinos de la Cuenca Austral (Tierra del Fuego y sur de Santa Cruz). Y, de hecho, el 17% del gas que producimos en el país (y que se relaciona con tu consumo) viene hoy de 36 pozos operativos en el mar”, aseguró la entidad.
El Ministerio de Medio Ambiente habilitó el jueves pasado, a través de la resolución 436/2021 publicada en el Boletín Oficial, la exploración offshore de Equinor en las áreas CAN 100, CAN 108 y CAN 114. Aunque en todos los casos la firma noruega será la operadora, en el área CAN 100 tiene como socios a YPF y Shell; mientras que en la CAN 114 trabaja junto con YPF.
La decisión oficial motivó una dura reacción de grupos ambientalistas encabezados por Greenpeace e incluso el intendente PRO de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, anticipó que buscará frenar la actividad, pese a que fue el gobierno de Mauricio Macri quien llevó adelante la licitación y adjudicó las áreas.
La actividad offshore
En respuesta a las críticas, IAPG aseguró que la exploración offshore es “una iniciativa del Estado Nacional y no de empresas extranjeras que vienen a `saquear` un recurso local”. “Es el propio Estado el interesado en el desarrollo del recurso e invita al sector privado a participar, como ocurre en la mayoría de los países”, agregó el instituto que preside Ernesto López Anadón.
El IAPG recordó que entre las compañías concesionarias, hay de capitales extranjeros, pero también de capitales locales, como YPF; de capitales estatales y también privados y mixtos.
La entidad buscó dejar en claro además que la actividad offshore no es nueva en el país. “La Argentina busca hidrocarburos en su mar desde hace más de 90 años. Desde entonces, se han perforado 187 pozos en el lecho marino y se han producido algunos hallazgos de interés, sin incidentes ambientales significativos”, aseguró. Fue entonces que puso como ejemplo la actividad offshore que se lleva adelante desde hace décadas en la Cuenca Austral.
El impacto ambiental
“Durante el más de medio siglo de búsqueda en lecho del Mar Argentino se ha utilizado la `sísmica` como técnica exploratoria. Sólo entre 2017 y 2020 se registraron unos 120.000 km de sísmica en el Mar Argentino, pero la técnica se usa en nuestro mar desde fines de los 50”, aseguró el IAPG. A continuación citó el caso de las costas bonaerenses donde desde 1960 se han registrado unos 50.000 km de sísmica y se perforaron 18 pozos; el último en 1997. “¿Ocurrió algún desastre ecológico? La respuesta es un rotundo NO”, remarcó.
“Las poblaciones de ballenas no han dejado de crecer en los últimos 50 años. Y hay que decir que se salvaron de una casi segura extinción, cuando las ciudades comenzaron a iluminarse con querosene (derivado del petróleo), en lugar de aceite de ballena”, precisó el instituto.
Además, buscó disipar las dudas de los pescadores. “La actividad pesquera enfrenta problemas propios relacionados con la presión sobre el recurso. Nada tiene que ver la actividad hidrocarburífera. Países que son potencias pesqueras, como Noruega, tienen desarrollos intensivos de gas y petróleo en el mar”, remarcó.
IAPG denunció “una embestida sin precedentes en contra de los hidrocarburos, que hoy representan la mitad del consumo mundial de energía”. “No es cierto que en el corto plazo puedan ser reemplazados con energías renovables. Y la demanda energética va en aumento”, remarcó.
El proyecto en el Mar Argentino
En lo que refiere al proyecto de Equinor en el Mar Argentino, IAPG sostuvo que las operaciones se harán en aguas profundas y ultraprofundas. “Se llevarán a cabo en zonas muy alejadas de la costa, a cientos de kilómetros, en donde el mar puede alcanzar profundidades de hasta 4000 metros”, sostuvo.
“Decir que las operaciones se harán en las costas bonaerenses es relativo y hasta tendencioso. El punto más cercano a Mar del Plata, de hecho, son 307 kilómetros, tan lejos de la localidad balnearia como Brandsen, por ejemplo. Nadie en Mar del Plata verá plataformas ni petróleo”, agregó.
Por último, el instituto remarcó que “las operaciones implican tecnología de punta, controles, protocolos, estudios de impacto ambiental, y más controles. Cientos de plataformas en todos los mares del mundo generan el 30% del petróleo a nivel mundial. Los incidentes son cada vez menos y de menor importancia”. “Hablar de bombardeos acústicos, del fin de la vida en el Mar Argentino y de “100% de posibilidades de derrames” es pseudociencia, y solo demuestra el escaso nivel técnico científico y la irresponsabilidad de quienes difunden este tipo de información”, insistió IAPG.
Combustibles fósiles y renovables
El instituto reivindicó además la importancia de los hidrocarburos en la matriz energética. “Hoy no existe prácticamente ningún país en el mundo cuya matriz energética no tenga un mínimo de 70% de combustibles fósiles. Mucho menos, si hablamos de países industrializados. Y casi todos queman carbón mineral, el más contaminante de los combustibles fósiles”, afirmó.
Luego relativizó la posibilidad de que las energías renovables puedan garantizar por si solas el abastecimiento. “La creencia de que las llamadas `energías limpias` son la solución al problema es un mito, divulgado en forma irresponsable. Estas fuentes son valiosos complementos, pero con serias limitantes técnicas e impactos ambientales de los que no se habla”, sostuvo la entidad.
Además, remarcó que incluso las energías renovables requieren, por ejemplo, de la actividad minera: “El Sol y el viento contienen energía renovable. Pero los paneles solares y los aerogeneradores no lo son. Por ejemplo, requieren la intensificación de actividades extractivistas y no renovables, como la minería. Y dado que básicamente se genera electricidad, sería necesaria la electrificación de todos los servicios (transporte, calefacción, cocina) y la construcción de grandes redes de transporte y distribución (basadas en el cobre, que no es renovable)”.