Especialistas de distintas nacionalidades y disciplinas disertaron el miércoles en la Reunión Anual del Consejo Internacional de Academias de Ingeniería y Ciencias Tecnológicas (CAETS) 2021 con sede en Argentina. Entre los puntos más salientes del panel de energías renovables, los expositores destacaron las posibilidades que alberga el desarrollo del hidrógeno, la integración de distintas energías para avanzar en la descarbonización y la importancia de invertir en proyectos de almacenamiento.
Las metas de neutralidad de carbono para el 2050 previstas por una vasta cantidad de países se anclan en la necesidad, cada vez más urgente, de mitigar el cambio climático a nivel global. En este contexto, al incremento de los proyectos de energía renovable para reemplazar la explotación de recursos fósiles, se suma el debate para dilucidar de cuánto tiempo será la venta de oportunidad del petróleo y el gas. Durante el segundo panel, destinado al sector Oil&Gas, los participantes detallaron las estrategias que deben tener en cuenta los países dependientes de la explotación hidrocarburífera para sus economías, además de las particularidades del gas natural como vector hacia la transición energética.
Hidrógeno y almacenamiento
Eloy Álvarez Pelegry, profesor de la Real Academia de Ingeniería de España sostuvo que “existe un contexto favorable para el desarrollo del hidrógeno renovable. La estrategia de la Unión Europea apoya el hidrógeno, consciente de sus elevados costos y de las enormes inversiones para su desarrollo. Es una estrategia a largo plazo.” Respecto de los biocombustibles, Pelegry explicó que “tienen objetivos cuantitativos de penetración en el transporte y los requisitos estrictos para su sostenibilidad requieren esfuerzos continuos. En Europa hay alrededor de 19.000 instalaciones de biogás y 725 inyectan gas a la red”.
En cuanto al almacenamiento, «existe una complementariedad natural entre la producción hidroeléctrica de las plantas de embalse y las plantas eólicas y solares”, señaló Oscar Ferreño, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería de Uruguay, y agregó que “los embalses actúan como verdaderas baterías de almacenamiento de energía sobre el caudal de agua natural”.
“No obstante, la composición del parque generador actual sólo será suficiente para alimentar el crecimiento de la demanda durante los próximos 8 o 10 años. Con lo cual, si queremos seguir abasteciendo la demanda eléctrica con energías renovables, debemos recurrir a un almacenamiento complementario al que proporcionan las centrales hidroeléctricas y es necesario determinar qué características debe tener este almacenamiento en términos de capacidad de reserva en el tiempo”, subrayó el ingeniero.
La estrategia de la diversificación
La transición energética no adoptará métodos uniformes para todos los países y puede estar sujeta a diversos contratiempos. Aunque no hay un solo camino para alcanzar la transición, su crecimiento en las últimas décadas impacta en las percepciones y comportamientos de los inversores de la industria energética y su toma de decisiones.
En este sentido, Bassam Fattouh, director del Instituto de Estudios en Energía de Oxford, destacó en el panel Oil&Gas que “las compañías petroleras están adaptando objetivos relacionados con el clima en sus estrategias. Están tratando de reducir la participación de los activos petroleros en sus carteras y están tratando de migrar hacia el gas natural y las energías renovables. Y muchas de estas empresas también han anunciado recientemente objetivos muy ambiciosos para alcanzar cero emisiones netas para 2050”.
Ahora bien, las determinaciones en función de llevar a 0 las emisiones de carbono ponen en riesgo a los países que dependen altamente de los recursos fósiles como fuente de ingresos. En palabras de Fattouh: “para determinados países existe el riesgo de pérdidas en los ingresos por exportaciones y eso podría perturbar su bienestar económico-social. Por lo tanto, una estrategia eficaz es la de diversificar la cartera de productos exportables estrechamente relacionados con los hidrocarburos como los petroquímicos, fertilizantes y siderúrgicos”.
Entonces, la pregunta es: ¿Cómo mejorar la competitividad y aumentar la resiliencia del sector de hidrocarburos en un mundo que está en transición hacia cero emisiones netas?
En sintonía, el especialista expresó que “no hay que perder de vista el hecho de que los países importadores consideren implementar un plan de impuestos al carbono, instalando una brecha entre los ingresos generados por los exportadores de petróleo y gas y los ingresos generados por los países consumidores que captarán una importante renta a partir de los impuestos. Por eso, la estrategia de diversificación de la cartera de productos constituye una estrategia clave para sortear los desafíos de la transformación de la matriz energética”.
Al cierre, Martín Fraguío, director de Carbon Group Argentina, remarcó que “Argentina necesita inversiones tanto en su industria energética como en sus ecosistemas naturales para alcanzar sus objetivos de desarrollo y sostenibilidad. El país debe combinar sus recursos naturales extensivos. La alianza entre la producción de gas natural y la mejora de vastas superficies de tierra para preservar los ecosistemas, generará externalidades positivas adicionales, como la formación de empleo”.