El Senado aprobó hoy a la madrugada la Ley de ampliación del subsidio a la tarifa de gas natural en zonas de bajas temperaturas. Con 51 votos afirmativos, muchos de legisladores enrolados a la oposición, y 12 negativos, el proyecto obtuvo el aval de las dos cámaras del Congreso. Sólo resta la promulgación del presidente Alberto Fernández, algo que se descuenta.
La iniciativa impulsada por el diputado Máximo Kirchner, líder del bloque oficialista, y por el presidente de la cámara Sergio Massa, prevé la ampliación de los beneficiarios del subsidio a la tarifa de gas por «Zonas frías». A partir de ahora, los usuarios que recibirán una bonificación en la factura de gas natural ascenderán a los 4 millones (se sumarán unos 3,2 millones). Es decir, casi un 45% de los clientes del total de hogares a nivel nacional. Recibirán un descuento en la boleta final de entre un 30% y un 50 por ciento.
Varios referentes del Frente de Todos destacaron la aprobación del proyecto de Ley. Por caso, Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes y una de las integrantes de la mesa de conducción de La Cámpora, publicó en su cuenta de Twitter: «El proyecto de ampliación de zonas frías es Ley. Esta iniciativa impulsada por el compañero Máximo Kirchner va a cuidar el bolsillo de más de 4 millones de hogares argentinos y viene a garantizar un derecho tan importante para nuestro pueblo«. Acompañó su mensaje con un mapa de las 17 provincias que pasarán a estar alcanzadas con esa bonificación.
Sin lugar para contorsiones discursivas
Sin embargo, cuando uno compara ese mapa con otro que exhibe cómo se distribuye la pobreza en la Argentina, la narrativa oficial tiende a crujir. La materialidad no deja lugar para contorsiones discursivas. Resulta empíricamente complejo justificar la ampliación del subsidio a la factura de gas por «Zonas frías» a partir de criterios de equidad social o justicia distributiva.
Por el contrario, el mapa elaborado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), que muestra la distribución de la pobreza crónica en Argentina, deja en evidencia exactamente lo contrario. Expone que son justamente los distritos más vulnerables del país —Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Corrientes, Misiones y el norte de Salta, que están coloreadas en rojo o naranja— , las que no están alcanzadas por la ampliación del subsidio al gas.
En oposición, las regiones que se verán beneficiadas por esta medida impulsada por el gobierno son exactamente aquellas que gozan de mayores ingresos.
El contraste entre ambos mapas es casi total. Es imposible no notar que la asignación indiscriminada de subsidios y la falta de segmentación en función del ingreso de los usuarios no hizo más que perjudicar a los distritos históricamente más necesitados del país.