Tres especialistas de los distintos segmentos que conforman la cadena de valor del gas debatieron durante el Gas Day con el objetivo de extender las fronteras de pensamiento respecto de la producción, el transporte, la distribución, el almacenamiento y la regasificación del gas natural en nuestro país.
Desafíos regulatorios
“La cuestión macroeconómica no es menor. Los productores pueden producir gas a pesar de los desequilibrios macroeconómicos, pero los costos de financiamiento e infraestructura no son los mismos, por lo tanto, los precios tampoco van a ser los mismos”, afirmó la directora de Camuzzi Gas, María Tettamanti. Asimismo, agregó que “también es importante establecer una señal de precio. Como sociedad tenemos que optar por mecanismos regulatorios y tarifarios que reflejen los costos del pico invernal para que la gente elija su consumo teniendo en cuenta lo que cuesta producirlo”.
Desde la óptica de la directiva, el hecho de no poner el foco en la macroeconomía deriva en un círculo vicioso de castigo a los distintos mercados que termina por matar la inversión, la producción y el empleo. En paralelo, resulta fundamental tener en cuenta la variable tecnológica para apuntalar el desarrollo: “no puede haber una estructura tarifaria estática en un entorno donde la tecnología va cambiando la situación de competitividad. Hay que considerar, por ejemplo, la competencia entre el gas y la energía eléctrica. Hoy todos los electrodomésticos pueden ser eléctricos. Por eso hay que pensar la relación de las estructuras tarifarias y las tensiones al interior de cada una. Pensar en una sinergia entre la regulación eléctrica y la de gas y prepararnos para una normativa más dinámica y flexible”, destacó la ejecutiva.
Flexibilidad
La noción de flexibilidad también adquirió relevancia durante el debate. Según Gabriela Aguilar, country manager de Excelerate Energy, “en el mundo, durante los picos de invierno o verano, los países se manejan fundamentalmente con Gas Natural Licuado, (LNG por sus siglas en inglés), porque se puede contar con barcos de regasificación puramente estacionales. La cantidad de gas que se pone dentro del barco depende de la necesidad, uno puede comprar un cargamento o comprar 15. Ahí está dada la ventaja de la flexibilidad para contratar el gas exactamente necesario y por eso es la tendencia mundial hoy en día”.
A la hora de planear proyectos de exportación y ante la necesidad de los productores de estabilizar los volúmenes de demanda que dependen de la geografía particular de los países, surge la opción de adquirir cargamentos de LNG. “Hay una racionalidad en el uso de LNG no sólo desde el punto de vista económico -porque siempre va a estar por debajo del precio de los combustibles líquidos-, sino también por su rol de puente en el camino hacia la transición energética”, manifestó Aguilar.
Infraestructura
Guillermo Cánovas, director comercial de TGN, señaló que existen oportunidades de obtener sinergias: “en cuanto al abastecimiento de la demanda interna, el principal desafío tiene que ver con la declinación de Bolivia. El último año Bolivia aporto en promedio 16 millones de metros cúbicos por día. Vemos una declinación del orden de los 3 millones de m3 por año. Esto implica que tenemos que producir el gas y llevarlo desde la cuenca neuquina hacia las zonas del centro y del noroeste argentino que hoy están abastecidas con el gas boliviano. En cuanto a la exportación, hay una oportunidad de salir a Brasil, por Bolivia, a partir de la infraestructura ya construida”.
En sintonía, tal como indicó el directivo, “están en estudio dos proyectos que en su momento se pensaron competitivos y ahora los vemos complementarios. Por un lado, el refuerzo de la red de TGN desde Neuquén hasta La Mora en Mendoza que se combina con la construcción de un nuevo gasoducto que llegará hasta Córdoba. El proyecto implica una primera etapa de inversión de 1400 millones de dólares que permite prescindir de Bolivia aportando 20 millones de m3/d. El segundo segmento es el tramo del gasoducto Tratayén-Salliqueló combinado con una eficiente expansión de TGS en el gasoducto Mercedes-Cardales que ampliará la capacidad en 22 millones de m3/d”.
A fin de cuentas, si bien la oportunidad de escalar eficientemente la producción de gas natural en el país parece tangible, Guillermo Cánovas resaltó que “tendremos que ser creativos en la selección de nuevas políticas y herramientas porque desde el punto de vista tarifario estamos lejos de poder encarar estos proyectos”. Por su parte, María Tettamanti concluyó: “siempre decimos que Argentina tiene potencial, ya es tiempo de hacerlo realidad”.