El agua, uno de los insumos más valiosos para la humanidad, también es esencial en las actividades de la industria minera. En la Argentina, según datos del Banco Mundial, la minería consume el 1% del agua total utilizada. En San Juan, una de las provincias con mayor actividad minera del país, el uso del agua se reparte de la siguiente manera: 91,92% en actividades agrícolas; 4,28% en hidroenergía; 2,8% en abastecimiento a la población; 0,96% en minería; 0,03% en uso recreativo; y 0,01% en otras industrias. Es decir, el volumen es proporcionalmente pequeño teniendo en cuenta la relevancia del sector.
A nivel mundial, la minería representa el 45% de las actividades económicas, y es una industria que, por ejemplo, aumenta la productividad agrícola con fertilizantes. También está presente en equipos tecnológicos, como teléfonos inteligentes, que tienen alrededor de 25 metales diferentes en su composición, todos provenientes de la minería. Por lo tanto, es necesario seguir con la mejora continua y asegurar el desarrollo cada vez más sostenible del sector minero.
Además de optimizar las actividades de exploración, extracción, concentración y eliminación de desechos (relaves), reducir el uso de agua nueva es uno de los principales desafíos para promover la sustentabilidad en la minería. En este sentido, la química entra como un gran aliado, con nuevas tecnologías en polímeros que permiten una mayor recuperación del agua utilizada en el proceso de manera más eficiente.
En el procesamiento de minerales que requiere la separación de sólido/líquido, la aplicación de floculantes basados en polímeros avanzados, como Rheomax DR, garantiza una mayor densidad, con mayor velocidad de sedimentación y mayor recuperación de agua. Este volumen recuperado puede ser reutilizado en el proceso de producción, reduciendo la extracción de agua nueva, o esta puede ser tratada y devuelta al medio ambiente.
En el manejo de relaves, desechos de procesos mineros de la concentración de minerales, los polímeros basados en poliacrilamida, como Rheomax ETD, agregan partículas sólidas y aceleran la liberación de agua con mayor calidad, mejorando el tiempo de secado de los relaves minerales. Además de la recuperación de agua, esta solución promueve un mejor aprovechamiento de la presa y el control de estructuras. La innovación, que reduce el área ocupada por los relaves, garantiza una mayor estabilidad de la estructura, reduce los costos y el tiempo necesario para rehabilitar la presa, aumentando significativamente la vida útil de la zona de eliminación.
Ambas soluciones también garantizan el ahorro energético y la eficiencia de los recursos. Otro factor importante es que estos productos no dañan el medio ambiente y no están clasificados como tóxicos, ni siquiera para peces, algas y otros organismos acuáticos.
Sobre la base de una estrategia bien consolidada, hecha a medida para cada actividad, se pueden aplicar innovaciones en el procesamiento de minerales y el tratamiento de residuos, cumpliendo numerosos criterios de sostenibilidad, como la reducción de residuos, los costos y el consumo de agua y energía. Al crear química para un futuro sustentable, podemos aportar soluciones que, si se aplican correctamente, son aliados sumamente importantes para mejorar la eficiencia y reducir significativamente los impactos sobre el medio ambiente.