El Enargas envió el jueves por la tarde dos notas a funcionarios del Ministerio de Economía y de la Secretaría de Energía tras un desbalance que se registró la semana pasada en el sistema de transporte de gas. En las misivas dirigidas a Darío Martínez, secretario de Energía, y a Maggie Videla, subsecretaria de Hidrocarburos, el interventor del ente regulador, Federico Bernal, propuso la creación de un Comité de Operación de Oferta y Demanda que esté a cargo del despacho de gas e incluso convocó a una primera reunión virtual para este lunes a las 12.
Desde la Secretaría de Energía se apuraron a bajar el tono empleado por el interventor del ente regulador. Y descartaron la creación de un comité de operación diaria. “Lo que se va a convocar, como todos los años, es una mesa del gas. Pero, por lo general, Bernal le pone pimienta a las notas que firma”, explicó a EconoJournal un colaborador directo de Martínez. Desde el Enargas evitaron responder la consulta de este medio.
¿Qué fue lo que sucedió concretamente?
La semana pasada, una de las mayores comercializadoras del mercado tomó del sistema y vendió a sus clientes industriales 18 millones de metros cúbicos (MMm3) más de lo que efectivamente tenía respaldado por contrato. ¿A dónde fue ese gas? A grandes usuarios, en su gran mayoría industrias, que le habían comprado el gas.
Las comercializadoras funcionan como intermediarios. Se mueven en el mercado entre las petroleras (productores) y los consumidores finales (industrias y otros grandes usuarios). Por eso, suelen jugar comercialmente con mayor riesgo que los productores y muchas veces venden gas que terminan consiguiendo en el mercado spot. Es una práctica habitual. El problema fue que esta vez no había gas disponible en el sistema. Entonces, por más que la comercializadora ofreció pagar un precio súper competitivo para cubrir el gas adicional que consumieron sus clientes, no consiguió gas físico para respaldar sus ventas. Terminó vendiendo gas que tenía otra nominación. A raíz de eso, la presión en el sistema de gasoductos empezó a caer porque se consumió más gas del que efectivamente se inyectó.
¿Por qué faltó gas en el mercado?
De arrastre, porque la caída de la producción se extendió durante todo el año pasado por la pandemia y el Plan Gas Ar —el programa que lanzó el gobierno para estimular la oferta— aún no logró revertir la declinación. Por eso hay menos gas. Sin embargo, puntualmente, la semana pasada se realizaron, en simultáneo, tres paradas de mantenimiento en grandes yacimientos de gas del país: Alfa y Magallanes (Enap Sipetrol), en la cuenca Austral; y Fortín de Piedra (Tecpetrol), en la cuenca Neuquina.
- ¿Quién autorizó, por acción o por omisión, que los tres mantenimientos se concretaran al mismo tiempo justo cuando la oferta de gas está justa?
El Enargas es el organismo encargado de controlar, junto con las transportistas TGN y TGS, los problemas en el sistema de gasoductos. Por los tres mantenimientos se perdió una oferta de más de 10 MMm3/día de gas.
“La última semana se verificó una insuficiencia de oferta en el sistema, la cual se manifestó principalmente en un faltante de oferta de gas para cierto segmento de la demanda y como consecuencia de dicha insuficiencia, una pérdida en el linepack (presión) del sistema de transporte, situación que, de continuar sin las debidas acciones preventivas podría poner en riesgo la confiabilidad del sistema de transporte, a su vez ocasionando graves perjuicios en el servicio regular y continuo a los consumidores”, expresó el ente regulador en una de las dos notas enviadas el viernes.
En la Secretaría de Energía le restaron gravedad al escenario. Pero las notas dejan en evidencia la falta de coordinación entre actores que deberían actuar de forma mancomunada. La Secretaría, el Enargas, IEASA (ex Enarsa) y Cammesa son dependencias o empresas que, en todos los casos, están controlados por funcionarios de gobierno. Pero es evidente que falta cohesión en la toma de decisiones.
¿Qué alternativas había para resolver el problema?
La opción lógica era que la comercializadora corte los contratos con sus clientes ‘interrumpibles’. Es decir, que por la falta de gas se corte el suministro a las industrias sin transporte en firme.
- Políticamente, para el Enargas y para el gobierno en su conjunto, hubise sido una alternativa más costosa que la que finalmente ocurrió.
Se podría haber atacado el problema en un comité de emergencia, a fin de corregir el desbalance mediante la inyección de gas de algún productor, pero el ente regulador evitó esa instancia formal.
Cambio de fondo
Más allá de este desbalance puntual, que no es el primero ni será el último en el sistema de transporte (eran frecuentes durante los años de cortes a las industrias en el invierno), este año marcará una novedad en cuanto a la operatoria del despacho de gas.
El Plan Gas Ar, que licitó la compra de gas para abastecer a un bloque contraestacional conformado por los hogares y el parque de generación termoeléctrica (en el invierno, el gas lo utilizan los usuarios residenciales, en el verano las centrales térmicas), cambió la forma en que modula el sistema.
Hasta el año pasado, quien modulaba el despacho era Cammesa, la compañía que administra el mercado eléctrico. Cuando faltaba gas en los caños, switcheaba las usinas a combustibles líquidos (gasoil y fuel oil) para liberar gas para los hogares y las industrias.
Esa dinámica cambió a partir de 2021. Cammesa tiene ahora parte de su demanda de gas contratada en el Plan Gas Ar. Aún así, está consumiendo una buena cantidad de combustibles líquidos (en abril importará dos cargamentos de gasoil), pero sin el paraguas del Plan Gas seguramente habría consumido más.
Es decir, el sistema ya no modula únicamente a través de Cammesa, sino que lo hace a través de los grandes usuarios. Por eso, para las industrias será más difícil —y mucho más caro— asegurar su demanda de gas. Eso es lo que preocupa a las comercializadoras, que deberán ser todavía mucho más creativas para defender su cuota de mercado.
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Espero que no vuelva el mercago negro del gas natural
Espero que las autoridades y la sociedad en su conjunto comiencen a emulan el ejemplo de Brasil, donde no solo se explota el gas fósil del presal sino también el proveniente de las centrales de biogás, oferta complementaria que bien podría tenerse en la Argentina.