Petroquímica Comodoro Rivadavia (PCR), la principal productora de cemento de la región patagónica, cumplirá 100 años en 2021. Con el paso del tiempo, la firma se convirtió en una de las pocas empresas locales con incursión en una vasta multiplicidad de negocios: exploración y explotación de yacimientos de hidrocarburos en la Argentina y el exterior, operación de parques eólicos y fabricación de cementos.
«Persevera y triunfarás» bien podría ser el lema de PCR porque, como señaló el actual director de Operaciones, Martín Brandi, «sostener el rumbo en el largo plazo tiene sentido». En diálogo con TRAMA, este ingeniero industrial valora las características positivas de la Cuenca del Golfo San Jorge, que vio nacer a la compañía hace un siglo, y hace un completo repaso por los proyectos presentes y los planes a futuro.
¿Cómo define el escenario actual de la Cuenca del Golfo San Jorge?
—Una particularidad de la Cuenca del Golfo radica en su capacidad para encontrarle la vuelta a los yacimientos maduros con el fin de mantener la producción. Cada pozo que se perfora tiene 20 o más capas de interés y se están redescubriendo continuamente los yacimientos. Es allí donde la técnica de ingeniería aplicada al petróleo de reservorios sigue encontrando cosas interesantes. Por otro lado, el Golfo no recibe subsidios pero sigue recibiendo inversiones. Si bien no veo factible que la producción se incremente en un 50% o un 100%, la cuenca tiene futuro y, sin duda, seguirá aportando lo que hoy aporta, que es importantísimo para la industria petrolera argentina.
Si miramos la Cuenca Neuquina, la oferta proviene de campos no convencionales que tienen tasas de declino considerablemente más elevadas. En una crisis como la actual, si se traza un paralelismo entre ambas áreas, es evidente que la resiliencia de la Cuenca del Golfo es mucho mayor…
—Sí, esto se debe a que la Cuenca del Golfo tiene muchos yacimientos en recuperación secundaria y, al mismo tiempo, la tasa de declino es más baja en los reservorios maduros. También, se está incursionando en la recuperación terciaria con inyección de polímeros y eso ha logrado muy buenos resultados. Es una inversión menor en cantidad de dinero, pero permite sostener la producción de manera eficiente. En la Cuenca Neuquina, se perforaron varios pozos en el último tiempo. Sin embargo, cuanto más nuevos son los pozos, más rápido declinan. Acá, se ve claramente que perforar pozos no es la única forma de invertir en un yacimiento.
Además de la incertidumbre suscitada por la pandemia, no hay visibilidad sobre lo que puede ocurrir en cuanto a problemas estructurales, como la inflación o el acceso al financiamiento. ¿Cómo encaran, desde la conducción de la empresa, este escenario, que tiene tantas variables inciertas?
—Lo más lindo de trabajar en PCR es que, en estas circunstancias adversas, se nota la calidad y el compromiso que tienen los accionistas con la compañía y con el país. Desde la empresa, estamos convencidos de que sostener el rumbo en el largo plazo tiene sentido. Nuestro objetivo es que todos nuestros negocios sean sustentables y estén bien capitalizados, para no quedar atrasados en materia de tecnología y aumentar los costos. Hay una decisión permanente de seguir estando a la vanguardia y que los negocios no queden relegados. A modo de ejemplo, en un día nos adaptamos a esta nueva forma de trabajar que impuso el virus. Y si nos preguntaban una semana antes del decreto de aislamiento, si podíamos gestionar la tesorería a partir del sistema home office, la respuesta habría sido negativa. Sin embargo, cuando estalló la situación, hicimos una reunión y destrabamos esa imposibilidad.
Cuando se decretó la cuarentena, la construcción de proyectos se paralizó y demoró 18 ó 20 días en retomar con costos de logística más altos. ¿Cómo vivieron esta situación?
—El hecho de tener un buen diálogo con el sindicato de fábricas de cemento nos facilitó gestionar acuerdos para adaptarnos a esta realidad. Tuvimos que realizar suspensiones del personal con goce de haberes, pero con una pequeña reducción en el sueldo. Y, en este sentido, cabe destacar que la gente nos apoyó en esa medida antipática y desagradable pero necesaria para asegurar la continuidad de las operaciones de la empresa y preservar el empleo. En cuanto a los protocolos sanitarios, estamos realizando controles de temperatura en el ingreso de todas las plantas. En Comodoro, hubo un incremento de casos y decidimos hacer testeos de olfato más rigurosos. Logramos un acuerdo con los trabajadores para que se muevan por sus propios medios, con reconocimiento de combustible. La reducción de personal en la fábrica es complicada. Pero todos aquellos que pueden cumplir las tareas a distancia trabajan desde su casa. Si hay flexibilidad, diálogo y adaptabilidad, aparecen ideas y soluciones para que el impacto sea menor.
¿Qué análisis hace de las cuencas en las que tienen participación como proveedores de cemento?
—Desde el lugar de proveedores de cemento, vemos que, en la Cuenca Neuquina, hubo un desarrollo importantísimo en los últimos años. Lo que ocurre es que ese enorme desarrollo desciende bruscamente cuando cambia el contexto económico. En la Cuenca del Golfo, si bien paró la actividad, PAE e YPF ya están levantando equipos. Es importante para nosotros saber que la Cuenca del Golfo tiene muchísimos años de vida por delante. Que Vaca Muerta sea un proyecto interesante no quiere decir que la Cuenca del Golfo vaya a desaparecer. Todo lo contrario: tiene yacimientos excelentes y larga vida útil.
PCR exploró algunas áreas en la Cuenca del Golfo San Jorge para conocer su potencial. ¿En qué fase están actualmente?
—Dada la baja de precios y el contexto actual, estamos revirtiendo esos proyectos. No nos interesa sostener áreas solo para decir que las tenemos. Si las tenemos, es para invertir y hacerlas producir. Nuestra relación con la gente de Chubut es muy buena e hicimos un importante trabajo en conjunto, que permitió trazar muchos kilómetros de sísmica. Se encontró petróleo y gas, y hasta se empezó a producir. Pero el contexto de precios actual no hace viable el desarrollo de un área que está alejada de los centros donde se entregan los hidrocarburos. Aun así, las áreas que revertimos son interesantes y creemos que, en los próximos años, se va a expandir la frontera de la Cuenca del Golfo.
Apostaron para tener un espacio en el mundo de las energías renovables y generar electricidad. ¿Qué balance hace de estos años y qué perspectivas ve a futuro?
—Para nosotros, la incursión en renovables fue muy positiva. En 2015, no teníamos siquiera presencia en el mercado eléctrico y se armó un equipo muy interesante, con gente de la empresa y gente nueva que se incorporó, con experiencia en la industria. Se llevaron adelante muchos desafíos. El 8 de julio, logramos la habilitación comercial de los parques eólicos San Jorge y El Mataco de 200 Mw en la localidad de Tornquist, al sur de la provincia de Buenos Aires. Fue uno de los primeros proyectos eólicos de la Ronda 2 del programa RenovAr que logró la habilitación comercial.
Debido a las dificultades macroeconómicas del país, la mayoría de las empresas que participaron en la Ronda 2 decidieron no continuar con los proyectos. Ustedes nunca frenaron.
—Pudimos mantener el cronograma previsto y solo frenamos un tiempo por la cuarentena. Fueron 18 días, hasta que se habilitaron los proyectos de infraestructura eléctrica privada, lo cual nos permitió retomar la obra. Y el plazo original de habilitación comercial estipulado en el contrato suponía enero de 2021. Llegamos varios meses antes, así que el balance es sumamente positivo.
El desarrollo de las renovables nació a partir de la ley 27.191, de fomento para el uso de fuentes renovables, que fue apoyada por todos los partidos políticos. En su momento, fue criticada porque se pensó que la energía que surgiría de ese desarrollo iba a ser muy cara. Pero la realidad mostró que se pueden desarrollar proyectos renovables con precios competitivos. Nuestro proyecto tiene un precio de u$s 40,27 el Mwh y, con el factor de incentivo, estamos en u$s 48 neto. Es un precio competitivo dentro de los costos medios del sistema eléctrico argentino. Y, dada la bondad del recurso eólico en el país, es posible desarrollar proyectos a esos precios, a pesar de que el costo de financiamiento es alto. El capital es el principal insumo en la matriz de costo que tienen las renovables. Si lográramos un costo de financiamiento bajo, los precios de la energía renovable en la Argentina serían bajísimos.
PCR conoce la estructura de costo de extracción de gas. ¿Por qué no se integró en el sector termoeléctrico?
—Estamos viendo algún proyecto termoeléctrico chico, ya que los productores no pagan regalías por el gas que consumen para generar electricidad en sus propios campos. Lo estudiamos en su momento y, finalmente, nunca se dio. La mayoría de las áreas que tenemos son más petroleras que gasíferas. Lo que hay es gas asociado al petróleo y, en estas condiciones, la integración es dificultosa.
El modo más conveniente para generar electricidad en la Argentina es una discusión latente: mientras una postura sostiene que hay que aprovechar los recursos renovables, la otra afirma que, si es posible producir gas a u$s 3,5 de forma regular, hay que invertir en proyectos de generación termoeléctrica para aprovechar el gas como combustible de transición. ¿Cuál es su posición al respecto?
—Creo que lo mejor sería buscar un marco donde las tecnologías compitan y que el más eficiente lleve adelante los proyectos. No creo que tenga sentido direccionar hacia una u otra tecnología desde el Gobierno. Cuando empiezan a aparecer subsidios a la producción, se vuelve difícil analizar qué tecnología es más competitiva. Seguramente sea necesaria la existencia de una combinación. La producción de gas en la Argentina es competitiva y la generación termoeléctrica es una alternativa positiva para incorporar a la matriz. Hay que establecer un marco de competencia y, de eso, va a surgir que no es ni todo renovable ni todo gas. No hay que poner el pie encima de ninguna de las dos industrias. La Argentina debe desarrollar ambas. El desarrollo de gas tiene en Chile un mercado potencial de exportación que reflotó en el último tiempo. Pero, en la medida en que la producción en la Argentina decline otra vez, nos quedaremos sin exportar.
¿Cuáles son los planes de la empresa a futuro?
—Tenemos muchos proyectos que nos gustaría llevar adelante. Por supuesto, también estamos enfocados en no desatender los mantenimientos programados ni descapitalizar los negocios, para que sigan funcionando con el mismo estándar de calidad y exigencia.
Además, estamos atentos a las oportunidades que puedan aparecer en la Cuenca del Golfo, que es muy atractiva. Queremos continuar invirtiendo. En esta línea, la reestructuración de la deuda es algo muy positivo. Se ha logrado acordar con los acreedores privados y queda el capítulo con el FMI. Tengo buenas expectativas y en la medida en que se despeje esta cuestión, aparecerá el financiamiento a largo plazo, que es lo que tanto necesitan las renovables. ×