La venta de combustible permaneció en agosto 24,7% por debajo de los niveles registrados en febrero, justo antes de la irrupción de la pandemia de coronavirus. Luego de haber llegado a caer hasta un 46,3% en abril, el volumen de ventas había comenzado a recuperarse en mayo y junio hasta reducir esa baja a un 25,8%. Sin embargo, desde entonces la situación se amesetó. A raíz de ello, la Confederación de Entidades de Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha) manifestó su preocupación frente a esta tendencia que se presenta como una “nueva normalidad”, al menos mientras la cuarentena continúe, aún flexibilizada.
Nafta y gasoil
En el caso de las naftas, la caída en abril había llegado al 66,4% y en junio se redujo al 38,9%, pero desde entonces la recuperación viene siendo muy lenta. De hecho, en agosto la caída con respecto a febrero fue del 34,9%. En el segmento Premium la baja fue del 72,7% en abril y en junio mejoró hasta quedar un 44,5% por detrás de febrero, pero en agosto todavía permanece un 36,8% por detrás del nivel prepandemia.
En el gasoil el impacto fue menor desde un comienzo. En abril la caída llegó al 27,2% en volúmenes y desde entonces hasta junio se recuperó 19%. Sin embargo, en agosto los volúmenes vendidos retrocedieron 2% respecto de junio y siguen 15,1% por detrás de febrero.
En la provincia de Buenos Aires la caída en la venta de combustibles en agosto fue del 27,2% con respecto a febrero, por encima del promedio nacional de 24%, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires la situación es todavía peor porque el derrumbe con respecto a febrero es del 41,1%.
La única provincia que prácticamente normalizó su situación en lo que refiere al volumen de ventas es Chaco que permanece apenas 0,8% por debajo de febrero
Situación de estacioneros
Gabriel Bornoroni, titular de Cecha, aseguró que el mantenimiento de estos volúmenes de ventas complica la situación de miles de estaciones de servicio. Según las cifras suministradas por Cecha, el 65% de las estaciones de servicio están por debajo de su punto de equilibrio, lo que significa que no podrían seguir con estos niveles de ventas e ingresos sin ver comprometido su futuro en el mediano plazo. Son unas 3100 estaciones de servicio sobre un total de 4830. A su vez, el ejecutivo aseguró que el 20% de las estaciones, unas 900, se encuentran en una pésima situación.
Al ser consultado sobre por qué luego de seis meses de enfrentar esta crisis, aún no cerraron estaciones de servicio, Bornoroni sostuvo que los empresarios han venido recibiendo ayuda del Estado, se endeudaron e incluso han tenido cierta flexibilidad en los plazos de pago del combustible por parte de las petroleras.