Antonio Monteiro Román
«Somos los únicos en hacer campamentos llave en mano para empresas mineras, petroleras y de infraestructura»
30 de junio
2019
30 junio 2019
El gerente de Modular Home, empresa dedicada a la fabricación de campamentos petroleros, mineros y de infraestructura, no sólo construye los módulos sino que también garantiza la instalación de redes de servicios.
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En el amplio galpón que Modular Home posee en Luis Guillón, todo es hiperactividad. Chirridos de la máquina de cortar acero, ruidos de martillazos y fogonazos de soldaduras conforman la escenografía. En el medio del establecimiento, la línea de producción. Como en las fábricas de automóviles, sobre dos vías se deslizan los módulos en los que operan los obreros y que al final del camino quedarán convertidos en las viviendas que alojarán a los empleados de petroleras, mineras  y constructoras que trabajan en los lugares más inhóspitos de la Argentina. Desde hace más de 40 años, Modular Home se dedica a la construcción modular. «Somos los únicos en hacer campamentos llave en mano para empresas mineras, petroleras y de infraestructura. Es decir que, además de proveer los edificios, instalamos las redes de los servicios, de tratamiento y los generadores de electricidad. De manera que, cuando nosotros terminamos la obra, el cliente puede disponer de un campamento funcionando para miles de personas», asegura a TRAMA Antonio Monteiro Román, socio gerente de la compañía. Modular Home ha llegado a hacer verdaderas ciudades. Por ejemplo, en Pascua-Lama construyó un campamento para 8.400 personas y en Potasio Colorado, otro para 4.000 habitantes. Además de la planta de Luis Guillón, Modular Home cuenta con otro establecimiento industrial en San Juan y tiene una capacidad de producción de cuatro módulos diarios.  

Antonio Monteiro Román, socio gerente de la compañía. Modular Home

¿Qué tipo de campamentos son los que ustedes ofrecen a la industria?

— Hay dos tipos de campamentos. Por un lado, está el llamado campamento de construcción, que es el que utilizan los operarios o empresas constructoras mientras se construye la obra. Y por otro, están los campamentos definitivos, que es donde habitan las personas que trabajan en una actividad petrolera o minera. En la práctica, quedan los dos campamentos. Porque en general el que fue de construcción lo utilizan los nuevos contratistas que siempre tienen las empresas.

¿Cómo es el proceso desde que ustedes ganan la adjudicación hasta que entregan las unidades del campamento?

—Cuando el cliente acude a nosotros, ya tiene hecho el estudio ambiental de dónde va a instalar el campamento. Nosotros participamos para adaptarlo a nuestro sistema, ya sea por el tipo de construcción o por las dimensiones. Generalmente los campamentos constan de alojamientos, oficinas, comedores y lugares de entretenimiento. Además hacemos las instalaciones completas de todo lo que tiene que ver con cloacas, agua, plantas de tratamiento de afluentes o instalación de generadores. 

¿Cuánto tiempo puede demorar la entrega de las unidades?

— Depende de las dimensiones de la obra. Por ejemplo, entre los años 2010 y 2014, cuando se dieron los mayores proyectos de minería, hicimos una obra en Pascua-Lama que nos llevó tres años. Fue un campamento para 8.000 personas. Paralelamente, estábamos construyendo en Potasio Río Colorado –que era un emprendimiento de la empresa Vale– un campamento para casi 4.000 personas. Contemporáneo a esos dos, construimos para la mina Cerro Negro de Santa Cruz. Ahí hicimos 23 edificios de dos pisos. Abordamos los tres proyectos de manera simultánea. Llegamos a tener 590 operarios, de los cuales unos 400 eran de la planta de San Juan.

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¿Cuáles son las diferencias entre los campamentos de construcción y los permanentes?

— En general, las diferencias son muy pocas. Como en la realidad los campamentos nunca se desarman, la calidad tiene que ser la misma porque de lo contrario no duran. El ejemplo que tenemos ahora es que hemos tomado cinco proyectos de litio. La calidad y la duración de nuestros campamentos hace que tengamos en este momento el 100% de los proyectos de litio en Argentina. El primero con el que comenzamos a trabajar fue con el Salar del Hombre Muerto, que se trató del segundo proyecto minero que se hizo en la Argentina junto con Bajo La Alumbrera, encarado por una empresa chilena. Ese campamento que se instaló en 1996 sigue funcionando hasta el día de hoy sin inconvenientes. Y esa misma empresa nos volvió a contratar para las explotaciones que ahora tiene en litio.

¿Cuál es la vida útil de las unidades que ustedes fabrican?

— No tenemos hecha una medición, sinceramente. Las primeras construcciones que hicimos fueron para Total en Cañadón Alfa, una planta de gas que está en Tierra del Fuego. Hace cinco años, la empresa decidió desarmar esas viviendas y donarlas a la gobernación para que se utilizaran como escuelas. Son construcciones del año ’78, que las desarmaron y las volvieron a armar y se mantienen en perfectas condiciones. Por lo tanto, sería imposible decir qué durabilidad tienen, pero sí estoy seguro de que las construcciones que hicimos en aquella época están en condiciones de ser usadas. Y con materiales que eran menos durables que los que se usan actualmente.

¿Cómo definen el diseño de los campamentos?

— Los adecuamos según las necesidades del cliente. Todos los campamentos que sean en lugares remotos deben tener confort. La gente está viviendo en sitios alejados, con condiciones climáticas adversas; por lo tanto, hay que ofrecer un producto de buena calidad, ya sea éste temporal o permanente. Y todo lo que es oficina normalmente se hace de acuerdo con la cantidad de gente que hay. Nos piden lugares más abiertos con puestos de trabajo, oficinas privadas o salas de reuniones. Según lo que el cliente pide, se ajusta el edificio y se hace en una o dos plantas. El alcance va en función de la infraestructura que tenga. Hay edificios que montamos y no hacemos nada más porque ya tienen los servicios a mano. En cambio hay otros en los que nos dan el terreno pelado y nos encargamos de hacer absolutamente todo.

Las unidades de Modular Home salen de la fábrica totalmente construidas y equipadas con todos los elementos que requieren tanto una vivienda como una oficina. La única tarea que se realiza en el lugar donde se establece el campamento es la unión de los módulos y las colocaciones de uno sobre otro cuando se trata de edificios de dos o tres pisos. A su vez, para el traslado y montaje, Modular Home cuenta con las grúas que se necesitan para levantar y descargar los módulos. «El equipamiento de montaje es todo nuestro, porque cuando se lo alquila –que es lo que hace la mayoría de las empresas–, se corre el riesgo, por ejemplo, de que alguna grúa sufra un desperfecto. Y teniendo en cuenta que los campamentos pueden llegar a estar a 4.000 metros de altura y a 300 kilómetros de la ciudad más cercana, es factible que pasen 14 días hasta que finalmente se repara esa grúa. Para evitar esa situación, nosotros compramos todos los equipos necesarios. Eso también nos da una enorme ventaja frente al cliente, porque nosotros no perdemos tiempo y ellos tampoco», indica Monteiro. 

¿Cómo surgió la idea de instalarse también en San Juan?

— Decidimos levantar una planta ahí porque se trata de una provincia minera y ya veníamos haciendo varias obras en la zona. Nos instalamos a fines del año 2009, cuando iniciamos el proyecto de Pascua-Lama. Además, en aquel momento contamos con el apoyo del entonces gobernador José Luis Gioja y nosotros lo retribuimos instalando una empresa que da trabajo a la gente de San Juan. Es una planta en la que pueden llegar a trabajar hasta 400 operarios. Es mejor que la que tenemos en Luis Guillón, porque allá empezamos de cero. En cambio, la de acá la fuimos agrandando de a poco. ×


Futuros desafíos

Antonio Monteiro decidió fundar Modular Home porque estaba convencido de que había un nicho en el que podía incursionar y que estaba mal explotado. «Cuando yo empecé, la mayoría de las empresas que se dedicaban a los campamentos ofrecían productos de mala calidad. La única empresa que trabajaba bien estaba en Comodoro Rivadavia pero hacía módulos muy caros. Entonces nos abocamos a hacer algo competitivo en cuanto a precios y que fuera superior en calidad a lo que ofrecía el mercado», afirma el directivo. 

La empresa tiene a las principales mineras y petroleras como clientas, y se encuentra en un momento de expansión. «Estamos por contratar otro galpón porque acá la línea de producción de 70 metros es corta para poner más cantidad de módulos. Podemos fabricar más rápido las estructuras y colocar todos los paneles que terminamos, pero para eso necesitaríamos 50 metros más de planta. Entonces vamos a ponerla en otro lado, para terminar de fabricar acá la parte más gruesa de los módulos y colocarlos en otra planta. De esa manera, vamos a poder pasar de elaborar cuatro a ocho módulos diarios», afirma Monteiro.  Otro de los proyectos de la empresa es aprovechar el desarrollo de Vaca Muerta. «Es probable que en el futuro instalemos una planta en las inmediaciones de Añelo. Ya hemos hecho un campamento para Schlumberger y otro para Techint en Fortín de Piedra», remata el directivo. 

0 Responses

  1. Felicitaciones al Señor Román por tan importante emprendimiento que…además de construir las unidades..tiene un importante componente logístico tan finamente ajustado…

  2. Tengo el placer de conocer a Antonio , y lo admiro por sus éxitos ,pero fundamentalmente por su ética , por cumplir con su palabra , por el respeto a los demás .
    Ojalá hubiesen muchas Monteiro , le haría muy bien al país . Trabajo , empeño , esfuerzo y respeto con sus compromisos .

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