El secretario de Energía, Gustavo Lopetegui, selló ayer con el ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Luis Alberto Sánchez, la reformulación del contrato de importación de gas desde el país del Altiplano. El desembarco del ex vicejefe de Gabinete en el área energética durante los primeros días de enero fue clave para destrabar las canales de diálogo con los representantes bolivianos, que se habían empantanado a fines del año pasado tras la decisión del ex secretario Javier Iguacel y del presidente de IEASA (ex Enarsa), Mario Dell’Aqua, de tensar las negociaciones con funcionarios del gobierno de Evo Morales.
Bolivia llegó incluso a ejecutar, sin previo aviso, una garantía por US$ 140 millones en represalía a la decisión de la Argentina de tomar menos gas del establecido en el contrato. La llegada de Lopetegui sirvió para reencauzar las tratativas y recuperar un tono de camaradería. En clave componedora, el secretario recibió a Sánchez y a directivos de YPFB, la petrolera estatal de Bolivia, dos veces en Buenos Aires en los últimos 20 días.
La actualización del contrato rubricaba ayer —en rigor se firmó la cuarta adenda al contrato original firmado en 2006— establece un esquema diferente de precios y cantidades contractuales, con mayor estacionalidad en las entregas para el período 2019-2020. De esta manera, la Argentina ahorrará 460 millones de dólares en dos años, infirmó la Secretaría de Energía a través de un comunicado.
En concreto, esta adenda contractual le permitirá a la Argentina recibir menor cantidad de gas en los meses de menor consumo y evitar el pago de las penalidades aceptadas por el gobierno anterior en el contrato vigente.
“En estos últimos años, la Argentina tuvo la fortuna de descubrir y desarrollar importantes recursos y reservas de gas natural, en particular, en la formación de Vaca Muerta, que han permitido incrementar la producción local en forma muy significativa. En la actualidad, tenemos excedentes exportables de gas en verano, pero aún seguimos requiriendo importaciones en invierno”, señaló Lopetegui.
Puntos principales
Se estableció una nueva definición de los meses correspondientes a invierno, con una distinción entre los meses de «pico» y «resto». Los meses de «pico» serán junio, julio y agosto, atendiendo a la mayor demanda de gas de la Argentina, y mayo y septiembre serán considerados en la categoría “resto”.
Bajo el nuevo esquema de precios y cantidades se estableció que en los meses de “verano” (enero a abril y octubre a diciembre), YPBF entregará 11 millones de metros cúbicos de gas por día. En los meses de mayo y septiembre el volumen ascenderá a 16 millones de metros cúbicos por día, y en los meses pico del invierno, entre junio y agosto, el volumen será de 18 millones de metros cúbicos al día.
EconoJournal pudo averiguar de allegados a la Secretaría de Energía que también se redefinió la fórmula que se utiliza para calcular el precio del gas de Bolivia. La polinómica original contempla la evolución de distintos tipos de gasoil y fuel oil. Esa fórmula seguir vigente pero sólo para una base de 10 MMm3/día de gas. Durante el verano, si el consumo argentino supera esa cifra, el precio del gas boliviano será más caro. Se acordó que a esa ecuación económica se le sumará una prima del 15%. A su vez, para el período invernal se acordó que por encima de la base de 10 MMm3/día de gas, la Argentina pagará un precio equivalente a Gas Natural Licuado (LNG) que llega a la terminal de Escobar más una tasa de regasificación.
La readecuación de precios implica, por un lado, que la Argentina pagará un precio más caro por el gas que llegue de Bolivia. Pero, por el otro, implica un ahorro importante para el Tesoro porque la adenda elimina la cláusa de take or pay (tomar o pagar) que fijaba el contrato anterior, que obligaba a la Argentina a comprar un mínimo de 16 MMm3/día de gas en el invierno. El saldo para el Tesoro es positivo.
Para poner en blanco la situación: si la Argentina pretende desarrollar más gas desde yacimientos locales (convencionales, tight gas o de Vaca Muerta) primero debía readecuar el contrato con Bolivia para reducir los volúmenes de gas importado durante el verano. El documento original prevé que si la Argentina no compra los volúmenes de gas establecidos como base debe pagar un monto de take or pay equivalente al 80% del monto del gas que dejó de demandar. Para esa Bolivia, esa cláusula es más modesta: el gobierno de Evo Morales sólo debe pagar un 15% penalidad en caso de no cumplir con los envíos de gas preestablecidos en el documento. La Secretaría de Energía intentó discutir ese esquema, pero no fue posible.
Qué gana Bolivia
YPFB aceptó recaudar menos dinero por el gas enviado a la Argentina. Este año facturará cerca de 1200 millones de dólares por esa cuenta. Con el contrato anterior hubiese facturado unos US$ 1450 millones. ¿Qué gana Bolivia? Los funcionarios firmaron ayer un memorando de entendimiento para ampliar la frontera de la cooperación en materia energética entre ambos países.
La aspiración de mínima de YPFB es obtener la autorización argentina para poder vender en forma directa su gas a grandes usuarios industriales emplazados al norte de nuestro país. En los hechos, Bolivia quiere ser considerado como un jugador más del mercado local de gas. A largo plazo, el gobierno de Evo Morales se ilusiona también con la posibilidad de encontrar un puerto desde donde exportar su gas. Por eso, uno de los puntos presentes en la agenda de las negociaciones fue que Bolivia peuda acceder a una eventual terminal licuefactora de LNG en territorio argentino.
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Para exportar por gasoducto tiene puertos mas cerca en Brasil