El Gobierno firmó a principios de mayo un acuerdo con las principales petroleras del país que congeló por 60 días —hasta el 1º de julio— el precio de los combustibles en las estaciones de servicio. Sin embargo, por una sorpresiva decisión de propio Estado, el valor de las naftas y del gasoil volverá a aumentar mañana. Un mes antes de lo previsto. ¿Qué fue lo que sucedió? Por recomendación del Ministerio de Hacienda, que dirige Nicolás Dujovne, la AFIP actualizará mañana 1º de junio un 6,7% el monto del Impuesto a los Combustibles (ex ITC). Eso desembocará en un incremento del 1,3% de los precios en surtidores. En concreto, las naftas y el gasoil aumentarán desde las cero horas del viernes alrededor de 40 centavos por litro, según confirmaron a EconoJournal fuentes gubernamentales y del sector privado. El litro de nafta súper pasará a pagarse por encima de los 28 pesos en Capital Federal.
Toda una paradoja: mientras el ministro de Energía, Juan José Aranguren, acordó con YPF, Shell y Axion Energy —las tres principales refinadoras del país— un congelamiento en surtidores por 60 días para evitar el desmadre de los precios tras la brusca devaluación del peso y la fuerte alza del barril a nivel internacional (la semana pasada orilló los 80 dólares), la AFIP sube los impuestos que gravan el expendio de los combustibles, dictaminando en los hechos la caducidad práctica de ese acuerdo. La falta de coordinación entre las áreas del Estado es palpable. Máxime cuando el Ministerio de Energía, con sentido común y razonabilidad, había solicitado formalmente al gabinete económico el diferimiento de la actualización impositiva hasta los primeros días de julio.
Pesó más el agujero fiscal de las cuentas públicas: por la suba del Impuesto a los Combustibles, el Tesoro recaudará en junio más de 600 millones de pesos adicionales. El ITC que carga la venta de naftas y gasoil aporta, en total, unos $ 10.000 millones por mes.
Posición oficial
¿Cuál es el argumento del Gobierno para terminar de facto con el congelamiento en surtidores? La reforma impositiva que entró en vigencia el 1º de marzo modificó la metodología a través de la cual el Estado recauda impuestos sobre el expendio de combustibles. En rigor, se instrumentó un esquema de montos fijos para cada tipo de derivado del petróleo que se actualiza trimestralmente. Se reemplazó así el viejo sistema de alícuotas que servían para calcular, vía porcentajes, los impuestos en base al precio de venta de los combustibles a la salida de refinería.
El Impuesto a los Combustibles asciende a $ 6,72 en el caso de las naftas y $ 4,14 en el caso del gasoil. Las petroleras —YPF, Shell, Axion Energy, entre otras— pagan un 88% de esa cifra en el caso de las naftas (están mezcladas con un 12% de bioetanol, que no está gravado) y un 90% en el caso del gasoil (se mezcla con biodiesel, también exento).
De acuerdo con lo establecido por la reforma —asentada en la Ley 27.430— el Impuesto a los Combustibles (ex ITC) se actualiza trimestralmente en función de la evolución del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que publica el Indec. Como en el último trimestre la inflación aumentó un 6,7%, la AFIP comunicó a las petroleras que mañana actualizará el ITC en esa misma magnitud.
“La reforma se aprobó a fines de diciembre pero por razones administrativas recién se instrumentó el 1º de marzo. Durante los primeros dos meses del año, las petroleras incrementaron sus precios de venta pero la carga impositiva se mantuvo invariante. La implementación de la reforma generó un mes de delay. No hicimos más que cumplir con la Ley”, explicó un funcionario bajo reserva de nombre. “Si no hubiésemos modificado la metodología con que se calcula la carga tributaria sobre los combustibles, el salto de los impuestos habría sido más alto por el incremento del precio internacional del crudo. El nuevo sistema funciona como amortiguador porque los impuestos aumentan menos que si hubiesen estado atados a los precios de venta”, añadió.
Sin embargo, la decisión cayó como un balde de agua fría entre las petroleras. Las empresas confiaban en que, tal como había dejado entrever el Ministerio de Energía, la AFIP postergaría la actualización impositiva. “Si bien la variable impositiva no está incluida en el acuerdo para congelar los precios, que sólo contempla la evolución del Brent (precio), biodiesel y tipo de cambio, creímos que el Gobierno postergaría la suba del ITC”, reconoció un alto ejecutivo de una petrolera.
La ambigüedad del gobierno alimenta la incertidumbre sobre lo qué sucederá con los combustibles en las próximas semanas. Es que el atraso en surtidores ronda el 25% por la devaluación del peso (el dólar se apreció casi un 23% desde mediados de abril) y la escalada del precio internacional, que orilló los 80 dólares y ayer cerró a 77,50 dólares. Ayer por la tarde la sorpresa y posterior malestar entre las los privados era evidente.
Sigan sacando agua a las piedras. Politicos no sirven ninguno. Excepto para hacerse ricos ellos y todo el sequito de noquis que los acompaña. Sea del partido que sea nunca piensan en el pais.