El proyecto de construcción de la central hidroeléctrica Chihuido I, para el aprovechamiento del río Neuquén atraviesa un nuevo y complicado capítulo que podría ser el último de la adjudicación concretada en abril de 2014. Fuentes allegadas al gobierno nacional indicaron a EconoJournal que “ya se ha esperado mucho al consorcio (adjudicatario) por lo cual no se descarta volver a licitar las obras”, en alusión a los plazos de la UTE para conseguir el financiamiento necesario para el proyecto.
Por decisión del presidente Mauricio Macri el tema está en la órbita del Ministerio de Interior, Obras Públicas y Vivienda, cuyo titular, Rogelio Frigerio, recibió en febrero a representantes del grupo empresario adjudicatario que anunció un inminente acuerdo con entidades de Alemania e Italia dispuestas a financiar el proyecto, valuado en unos 2.600 millones de dólares.
Hasta esta semana el Ministerio no registró novedades al respecto, lo cual también reavivó la preocupación del gobierno provincial neuquino, que pide celeridad en la definición del esquema financiero y el aval de Nación para la puesta en marcha de los trabajos.
En el camino resultaron fracasadas las gestiones de créditos encaradas por el gobierno argentino, ante Rusia primero, y China después, y el mes próximo podría ser el límite para barajar y dar de nuevo.
En el arranque de la administración Macri, Rusia había accedido a bajar del 6,5 a 5,5 por ciento la tasa del crédito que se gestionaba al concluir el mandato del gobierno anterior, pero cuando luego el gobierno pretendió llevarlo a 4,5 por ciento Rusia se plantó en la tasa inicial y la gestión se empantanó definitivamente.
Con China la gestión no avanzó por cuanto el país asiático priorizó su interés en financiar la realización de las dos hidroeléctricas en el río Santa Cruz, proyectos heredados que el gobierno revisó, y promete realizar.
La UTE adjudicataria del proyecto Chihuido está integrada por Helport (Grupo Eurnekian), Panedile Argentina, Eleprint José Chediak, e Hidroeléctrica Ameghino, y se descartó la continuidad de Isolux, en convocatoria de acreedores.
Durante la reunión de febrero con Frigerio, el presidente de Eleprint (y de la Cámara Argentina de la Construcción), Gustavo Weiss, estuvo acompañado por el embajador de Alemania en Argentina, Jurgen Mertens; y representantes de las empresas Voith Megovia (Alemania) y Salini- Impregilo (Italia), pero desde el gobierno dicen que hasta ahora no hubo novedades sobre el curso de esas gestiones.
Fuentes del sector consultadas por EconoJournal indicaron que la empresa alemana y las italianas vienen gestionando y consiguiendo –por separado- los créditos necesarios, consolidando así su ingreso a la UTE. Dichas fuentes agregaron que “ya estaría asegurada la parte alemana de financiamiento (un tercio del total), y la mitad de la parte italiana (dos tercios restantes)”. Por lo cual arriesgan que “en mayo podría cerrarse el esquema y anunciarse”.
La voluntad política
Elias Sapag, presidente de EMHIDRO –Emprendimientos Hidroeléctricos Sociedad del Estado Provincial- consideró que la situación del proyecto no registra avances respecto de lo que estuvo planteado a noviembre de 2017, en oportunidad de la reunión de la Unidad Técnica Mixta que integran representantes técnicos de Nación y de la provincia.
En declaraciones a EconoJournal, Sapag hizo referencia además a una reunión del gobernador Omar Gutiérrez con Frigerio en marzo en la cual, afirmó, “el ministro señaló que si en mayo la UTE no presentaba los créditos del financiamiento en firme se anularía el proceso y comenzará otro”, y al respecto sostuvo que ello no sería viable “si antes no se conoce de donde se va a sacar el dinero para hacer la obra”.
Al respecto puntualizó que el EMHIDRO “no está informado sobre lo que está sucediendo con el proyecto”, que además motivó divergencia de opiniones entre los ministerios de Interior y de Energía por cuanto este último objetó los costos considerados por la energía a producir.
Sapag defendió el proyecto y refirió que “ya se aprobó la exención impositiva para esta obra, se hizo una audiencia pública ambiental y se firmó un acta acuerdo con la población mapuche de la zona acordando su traslado, lo único que falta es que Nación tome un crédito para encarar la obra pero no veo voluntad política de hacerlo, fundamentalmente del Ministerio (de Energía) para el cual parece que la hidroelectricidad no existe”. “Energía dice que no paga más que 74 dólares por kilowat hora que es lo que pagan los consumidores, y que el precio que está pactado es de 162 dólares el KWh., por lo que no está entendiendo que lo que hay en este precio es el repago del crédito y no sólo el precio real de la energía, que sí es de 74 dólares”, remarcó.
Sapag agregó que “el país no está en condiciones de recibir crédito a 30 años y lo máximo que se consigue es a 20 años con 5 de gracia para la construcción y 15 años para el repago”.
De paso, el funcionario neuquino señaló que “en marzo de 2016 rendimos examen sobre Chiuhido ante el gobierno nacional y demostramos que el proyecto y las obras no están viciados en sus costos”.
Asimismo, refirió que el esquema de financiación pautado en esta licitación es por el 85 por ciento a cargo de los privados y el 15 por ciento restante a cargo de la Nación.
Sapag remarcó que “tenemos proyectos hidroeléctricos para producir 2.000 megavatios en el Río Neuquén y necesitamos un acompañamiento de Nación”, y enfatizó que Chihuido I “no es sólo una obra de energía ya que resulta una obra clave para la seguridad y protección de toda la zona, para rionegrinos y neuquinos, por su función reguladora de caudales del río”.
Energía y control de caudales
El proyecto de la presa de embalse Chihuido I fue ideado en la década del 70 por la entonces estatal Agua y Energía con el fin de aprovechar el curso medio del río Neuquén para generar hidroelectricidad, pero luego se lo amplió con obras complementarias ante la necesidad de regular la crecida máxima probable del río, calculada en 25.000 metros cúbicos por segundo, lo que lo convirtió en un “aprovechamiento multipropósito”.
Su construcción permitirá controlar las crecidas extraordinarias e inundaciones que se producen aguas abajo, se evitarán pérdidas de vidas y bienes en las poblaciones del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, y dará seguridad a las instalaciones de extracción y transporte de hidrocarburos en esa región.
Con una potencia instalada de 637 megavatios, Chihuido aportará energía eléctrica al Sistema Interconectado Nacional a razón de una media de 1.750 gigawats/hora.
La altura de la presa fue diseñada en 105 metros, su longitud en 1.100 metros y su casa de máquinas alojará a cuatro turbinas tipo Francis. La superficie del espejo de agua será de 186 kilómetros cuadrados.