Para darle salida a casi 100 proyectos adjudicados en las licitaciones pero que no se construyeron, el gobierno aceptó reducir a un 7% el cobro de las penalidades de los contratos. La crisis macroeconómica desatada en 2018 perjudicó a los proyectos e impidió que el Estado avance. El diseño original del programa RenovAr habilitó a que compañías aventureras especulen e impulsen el precio de la energía licitada a la baja.