Los economistas Cristian Folgar y Mauricio Roitman, que fueron funcionarios durante las presidencias de Néstor Kirchner y Mauricio Macri, respectivamente, explicaron cómo hacer frente a los objetivos de la transición energética y las múltiples formas de desarrollo que habilita. Durante el sexto seminario virtual sobre energía, organizado por la Sociedad Científica Argentina, los especialistas coincidieron en la necesidad de adaptar las metas de descarbonización a la realidad macroeconómica argentina.
“Argentina representa el 0,6% de las emisiones de gases de efecto invernadero y en materia de descarbonización no solo es importante hacer algo bien sino elegir puntualmente dónde lo vamos a hacer. Por eso, cabe preguntar ¿cuáles son nuestros problemas ambientales?”, planteó Folgar, ex subsecretario de Combustibles durante la gestión de Néstor Kirchner.
En la misma línea, Roitman, ex subsecretario de Escenarios y Evaluación de Proyectos durante la presidencia de Mauricio Macri, indicó: “debemos elaborar un plan de transición energética específicamente para Argentina. Sobre todo, porque nuestros problemas no tienen tanto que ver con la mitigación sino con la adaptación”. Además, el también ex presidente del Enargas (desde enero de 2018 hasta marzo de 2020) manifestó que “para el país no hay nada más importante en el corto plazo que la estabilidad macroeconómica. Esto resulta fundamental para atraer inversiones especialmente caras en el caso de las energías renovables”.
Por su parte, Folgar describió las complejidades de importar modas: “los objetivos de desarrollo sustentable están marcando agenda no solo a nivel político e institucional, sino que están empezando a calar también en la demanda. En ese sentido es importante que desarrollemos las soluciones que nosotros necesitamos. No encaremos el problema ambiental mejorando la matriz energética que ya es buena, comparada con el resto del mundo, encaremos el problema limpiando el riachuelo, solucionando los residuos sólidos urbanos y fomentando las economías circulares. Esas son cosas que nos atañen como país”.
Después, el economista ejemplificó su postura al formular un interrogante en torno al proyecto de Ley de Promoción de Movilidad Sustentable que anunció el gobierno: “con un 50% de la población pobre, ¿realmente creemos que en 20 años la demanda estará en condiciones de comprar autos eléctricos?”
Los costos de pisar el acelerador
Con el fin de romper la dependencia respecto de fuentes de energía contaminantes, Europa decidió dejar atrás los procesos que suponen emisiones de gases de efecto invernadero y trató de prescindir también del gas natural. Pero lo hizo de una forma demasiado acelerada: “como si fuera una revolución, los países europeos se propusieron reemplazar tres fuentes de generación de energía de manera contemporánea y sustituir todo con renovables. Si bien tuvieron éxito con el desarrollo eólico y solar, los resultados no fueron buenos a la hora de aumentar la oferta lo suficiente en función de los requerimientos de la demanda. Así, hoy vemos en el continente precios de la energía altísimos e incluso se plantea la posibilidad de racionar la oferta eléctrica”, sentenció Cristian Folgar.
En Argentina es más viable llevar adelante una transición paulatina que una revolución inmediata que implique cambiar fuentes de energía a toda velocidad, porque no estamos en condiciones de reposar en las energías renovables tanto como querríamos y la demanda no está dispuesta a reducir sus necesidades. Así lo consignó el especialista en servicios públicos y apuntó que “una cosa no tiene porqué sustituir a otra y en este sentido tenemos que pensar la matriz desde la óptica de la complementariedad”.
Transiciones, en plural
“¿Hay una sola transición o una multiplicidad de transiciones?”, preguntó Roitman, y expresó que “hablar en plural da cuenta de la mirada científica que la Argentina sostiene ante la transformación de la matriz energética. En nuestro país, las políticas públicas en torno al proceso de descarbonización deberán ser justas, seguras, cautelosas a la hora de asumir compromisos, federales, flexibles y orientadas a la digitalización”.
En sintonía, el economista añadió que, si bien la problemática ambiental nos obliga a accionar, es preciso tener presente que las aristas de la transición energética son múltiples: hay que pensar la equidad en el acceso a la energía en los países subdesarrollados, la neutralidad tecnológica que posicionará a determinados países en roles de liderazgo y la posibilidad de gestionar políticas industriales verdes más horizontales, que eviten al Estado elegir ganadores y perdedores”, concluyó Roitman.