Existe una dimensión en Vaca Muerta, operativa y tecnológica, que evidenció mejoras constantes desde que se empezó a deriskear el play con mayor intensidad en 2012 de la mano de la YPF reestatizada. Es una dimensión que se alimenta fundamentalmente del conocimiento humano de los cientos de técnicos que llevan adelante el día a día de los proyectos de extracción no convencional en la cuenca Neuquina. Interactúa con otras dimensiones —como la macroeconómica y la política—, que la sobredeterminan pero, en última instancia, las excede porque las fuerzas que la traccionan provienen de un saber hacer en el subsuelo, a miles de metros de profundidad.
Es en esa dimensión operativa donde la Argentina registró los mayores logros en Vaca Muerta en los últimos tiempos. Por eso, hoy, un pozo de Tecpetrol en Fortín de Piedra produce cerca de 500.000 metros cúbicos diarios (MMm3/d) de gas cuando, hasta hace apenas dos años, se consideraba que un buen pozo arrancaba con una extracción de unos 250.000 m3/día. O YPF perfora una rama lateral en Loma Campana de más de 3200 metros cuando en 2015 el límite técnico horizontal no superaba los 1500 metros. Son apenas dos ejemplos de la curva de aprendizaje que se transitó exitosamente desde 2012 en el marco de un proceso que demostró consistencia y vida propia pese a los cambios de gobiernos nacionales, distintos enfoques ideológicos y vaivenes económicos y regulatorios.
El know how adquirido por los profesionales que trabajan en Vaca Muerta lo hizo posible. Si en 2013 producir hidrocarburos de forma rentable en el play no convencional era un sueño y en 2015 un target de gestión, hoy es una realidad concreta. Vaca Muerta es hoy un negocio que se mide con Tasas Internas de Retorno (TIR) atractivas para un inversor internacional. La economicidad de Vaca Muerta, como explica Daniel González, CEO de YPF, se terminó de despejar en los últimos 12 meses.
El desafío que viene es potenciar el proceso de desarrollo para acelerarlo. Hacerlo más grande y ramificar su alcance sobre otros segmentos aguas abajo como el petroquímico. Propiciar una política de Estado que perdure en el tiempo.
En esa clave, IDEA, el think tank que nuclea a más de 480 empresas en todo el país, dio un paso disruptivo, vivificante. Este miércoles uno de los tradicionales pre-coloquio organizado por la la entidad se realizará en Neuquén, en el corazón de Vaca Muerta. Buena parte de los referentes de la industria energética se darán cita en el hotel Casino Magic para discutir ejes centrales de una agenda hacia adelante que viabilice el desarrollo de Vaca Muerta. Lo valioso es que también participarán líderes de otros sectores económicos. Es más, un convoy de unos 100 empresarios se repartió ayer en una visita a cuatro proyectos de Vaca Muerta: Loma Campana, de YPF; Fortín de Piedra (Tecpetrol), Lindero Atravesado (PAE) y Bajada de Palo (Vista Oil&Gas).
Fue una iniciativa inédita por su espíritu colaborativo, un gesto que ya de por sí de cuenta de una apuesta de futuro y un renovado modo de hacer en el sector petrolero, en palabras de Gastón Remy, presidente de IDEA y principal promotor del viaje de los ejecutivos por los campos neuquinos. Se trata, en definitiva, de incluir a nuevos actores dentro del proyecto de Vaca Muerta. De generar confianza entre empresas que compiten pero que precisan vincularse para potenciar sus chances de éxito. De inspirar porque lo que viene no es sencillo, pero que ahora, por primera vez desde los fríos números del negocio, la oportunidad se presenta nítida en el escenario.