La Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) de Chile formalizó una serie de contratos de suministro de crudo proveniente de la formación no convencional de Vaca Muerta. Estos acuerdos, suscriptos con las petroleras YPF, Vista Energy, Shell Argentina y Equinor, establecen una vigencia hasta junio de 2033 y representan un valor proyectado cercano a los US$12.000 millones.
Adicionalmente, el acuerdo refuerza el posicionamiento logístico de ENAP al habilitar la exportación del crudo de Vaca Muerta a terceros mercados. Esto se realizará a través de la Terminal Marítima de San Vicente, en Talcahuano, consolidando este punto como un nuevo hub para la salida del producto hacia el Océano Pacífico.
La energética chilena destacó que la magnitud del compromiso lo convierte en el mayor acuerdo comercial en la historia de ENAP. A modo de referencia, la cifra supera el intercambio comercial anual total entre Chile y la Argentina, que actualmente asciende a aproximadamente US$8.000 millones.

Los contratos garantizan el abastecimiento de cerca del 35% de la demanda anual de crudo de ENAP y se sustentan en el restablecimiento operativo del Oleoducto Trasandino (Otasa), cuya capacidad técnica de transporte es de unos 110.000 barriles diarios.
Otasa, tras 16 años de inhabilitación
Este ducto, con más de 400 kilómetros de extensión y construido en la década de 1990, reanudó sus envíos de petróleo hacia las instalaciones de ENAP en Hualpén, Región del Biobío, en 2023, tras un proceso de rehabilitación que siguió a 17 años de inactividad.
La materialización de estos contratos, que culminan un proceso de negociación y pruebas operacionales superior a los dos años, tiene entre sus múltiples beneficios estratégicos que aporta estabilidad al suministro de crudo, fortaleciendo la seguridad energética de Chile.
La potencia de la cadena logística transcordillerana reduce la dependencia del transporte marítimo que actualmente tiene Chile, mercado que está sujeto a factores externos como condiciones climáticas y congestión portuaria, lo que en distintas ocasiones provocó demoras en la entrega y sobrecostos logísticos.
En ese sentido, Enap también señaló que la transferencia por oleoducto se traduce en una reducción de los tiempos de traslado y los costos financieros asociados, además de permitir contar con un crudo de menor contenido de azufre, lo que ofrece ventajas ambientales.

Julio Friedmann, gerente general de ENAP, enfatizó que el acuerdo es un «hito de mucha relevancia y coherencia con las definiciones estratégicas» de la compañía, alineado con su plan al año 2040.
ENAP refuerza su competitividad
«El resultado de este acuerdo contribuye a mejorar la competitividad de ENAP y permite a nuestro país contar con mayor seguridad energética, pues podremos fortalecer la producción de combustibles fundamentales para las industrias, el transporte y la vida cotidiana de las personas,” declaró Friedmann.
El ejecutivo también subrayó que, si bien se refuerza la flexibilidad del suministro por ducto, ENAP mantiene operativas sus capacidades de importación marítima internacional como mecanismo de contingencia ante eventuales interrupciones en la entrega desde la Argentina.
El ducto de exportación se inauguró en 1994 y consiste en una cañería de 16” y 425 kilómetros de longitud, que parte desde el nodo Puesto Hernández en la provincia de Neuquén a unos 700 metros de altura, trepa hasta casi 2.000 metros para cruzar la Cordillera de los Andes para descender luego hasta el mar.





















