HOUSTON-. La medición y gestión de emisiones de metano en la industria energética se ha convertido en un tema clave para la competitividad en la industria del Oil&Gas. Frente a esto, Mario Patiño, representante de la empresa estadounidense Insight M, dedicada a la detección aérea de metano de alta frecuencia, trazó un panorama sobre el escenario global y la posibilidad que tiene la Argentina de competir con Estados Unidos para captar nuevos mercados para exportar gas de Vaca Muerta.
En diálogo con EconoJournal, en el CERAWeek, Patiño dio cuenta de uno de sus focos de análisis que es la cuenca neuquina y advirtió que la implementación de metodologías de medición de emisiones eficientes, sumado a un enfoque en la reducción de fugas de mayor impacto, podría mejorar la competitividad del sector.
En esa misma línea, también remarcó la necesidad de que la Argentina pueda contar con una regulación en materia de emisiones de metano para atraer inversiones y acceder a mercados clave como Europa y Asia. Esto es así ya que explicó que la Unión Europea (UE) diseñó nuevas exigencias para el gas natural licuado (GNL) de modo que obligará a los productores a implementar sistemas más estrictos de medición y control de emisiones para comercializar el gas.

—El jueves hará una presentación para exponer los datos que fueron relevando en términos de emisiones en lo que es la Cuenca Neuquina y en los plays shale que tiene Estados Unidos como Permian. ¿Cuáles serán los ejes a presentar?
–En este momento hay mucha incertidumbre a nivel regulatorio en Estados Unidos y en múltiples mercados internacionales, pero hay un denominador común que está permeando en los distintos mercados productores que son las importer rules de la Unión Europea. En términos concretos, estas medidas establecen que a partir de 2027 la Unión Europea va a exigir un framework de mediciones y de intensidad de metano para todo el Gas Natural Licuado (GNL) que compre.
Si bien ya no hay incentivos regulatorios o penalidades por emisiones de metano, los operadores de Estados Unidos se están posicionando fuertemente para poder tener acceso a ese mercado. Esto lleva a pensar que, si uno no mide nada, simplemente no va a tener acceso y que si uno mide, pero tiene una intensidad muy alta en comparación con otros mercados también va a tener problemas. Eso es lo que estamos viendo, un alineamiento muy interesante de todos los operadores en Estados Unidos, pensando no sólo en la regulación, sino también en cómo posicionarse para el mercado offtaker en Europa.
—Si el gobierno de Donald Trump decide flexibilizar las regulaciones de penalización de emisiones, ¿la industria podría seguir con sus planes de captación de mercados en Europa?
–Absolutamente. Estamos trabajando con muchos operadores aquí en Estados Unidos, pero también con cuencas y con asociaciones por estado. Ellos están evaluando desde ahora cómo se posiciona Permian versus la cuenca de Anadarko, por ejemplo. Cómo están en términos de emisiones fugitivas. Nosotros ya llevamos cinco años recolectando datos en la cuenca Neuquina y tenemos algunos números muy interesantes que vamos a estar compartiendo el jueves en esta nueva edición del CERAWeek que organiza S&P Global. Estamos analizando cómo están posicionadas las diferentes cuencas en función de la intensidad de emisiones y cómo serán competitivas en 2026-2027 a medida que el mercado global de LNG toma importancia.
—Cuando comenzaron a recabar ese tipo de mediciones en la Argentina, probablemente Vaca Muerta producía la mitad de petróleo del que produce hoy en día. Los datos que han relevado de los últimos dos años muestran una tendencia de fuerte aumento de emisiones. ¿Qué es lo que se encuentran observando allí? ¿Un plateau amesetado?
–Hay una segmentación interesante. Nosotros cada vez que hacemos la recolección y el relevamiento de datos lo hacemos para múltiples operadores en Neuquén, pero también llevamos a cabo un análisis a nivel de cuenca y vamos normalizando los datos de intensidad basados en la producción, para tener el dato de intensidad en kilogramos hora de petróleo. Lo que hemos visto es que desde el 2021 al 2024 se registró una disminución de la cantidad de fugas, pero observamos un crecimiento en la tasa de emisión efectiva de cada una de esas fugas. Y eso se explica principalmente por el incremento en la producción, sobre todo en campos no convencionales. Entonces, ahí es donde está la segmentación. Los campos convencionales están produciendo una mejora, pero luego si se analiza netamente la intensidad, en la que la producción juega un rol fundamental en las métricas, se observa que a medida que incrementa la producción de hidrocarburos en la cuenca, sobre todo con campos no convencionales, se produce un aumento en la tasa de emisión de cada una de las fugas equivalentes, pero se da una disminución en el número de fugas totales, que es una disyuntiva bastante interesante.
—Paolo Rocca, el CEO del Grupo Techint, aseguró este lunes que la Argentina va a poder superar el millón y medio de barriles en tres años. ¿Qué le recomendaría a un país que tiene un ramp up incremental de producción de petróleo para atender la agenda de emisiones?
–La Argentina tiene un precio en boca de pozo que es sumamente competitivo. En unos años el país va a estar compitiendo como mercado de exportación con Estados Unidos, para comenzar a pensar en Europa, en Japón, en otros mercados de off-taker. Yo creo que lo más importante sería poder priorizar una gestión de emisiones que se enfoque en atacar o resolver el problema de las emisiones que son de mayor tamaño- que son menos en cantidad-, porque con eso se puede tener un impacto positivo en el medioambiente y todo eso es producto que se está dejando de comercializar en Europa.
Son solamente un par de fugas de la evolución natural que tiene la producción en la cuenca. También, es importante tener como objetivo el buscar frecuentemente las fugas de mayor tamaño, que son las que realmente importan y que además son apenas un par, por esa naturaleza de la distribución de cola larga de pareto que vemos en la distribución de fugas en el perfil que se tiene en la Argentina.
—¿En qué consiste ese indicador que muestra la distribución de cola larga de pareto?
–Lo que quiere decir el indicador es que hay una gran cantidad de fugas con una tasa de menos de 10 kilogramos hora, y por debajo de esos 10 kilogramos hora hay entre 3.000 y 4.000 fugas que vemos en la cuenca Neuquina, que son un poco más segmentadas en distintas regiones geográficas de la cuenca. Si uno empieza a aumentar esa tasa buscando fugas a 50 kilogramos por hora, 100 kilogramos hora, se observan apenas un par de fugas, 10- 12 fugas, pero que son muy importantes en tasa. Con lo cual, si uno puede reparar rápidamente esas 12 fugas puede tener un impacto de resolver más del 90% del volumen total emitido en la cuenca. En vez de enfocarse en 3.000 o 4.000 fugas de tamaño pequeño que no tienen ningún efecto ni con el medio ambiente ni para los operadores desde el punto de vista de utilidades.

—La Argentina es un país que todavía no tiene una regulación sofisticada en materia de control de emisiones. Hay algunas iniciativas de la gobernación de Neuquén que, en su carácter de autoridad de aplicación y de dueña del recurso, está pensando en alguna legislación. ¿Qué recomendaría para un país que no tiene una regulación demasiado trabajada y que necesita traccionar fuertes inversiones? ¿Qué conceptos se deberían tener en cuenta para pensar en el diseño de esa regulación?
–Hay que buscar una metodología de medición y de gestión de emisiones de metano que no afecte la competitividad del recurso, sino que mejore la eficiencia productiva y de gestión de toda la cadena de valor. Ahí lo que han demostrado muchas cuencas distintas a nivel mundial es que, si se enfocan en un umbral de detección bajo, pero aumentan la frecuencia de esas inspecciones, el retorno de la inversión es cuasi inmediato. Hemos visto números en Neuquén de retorno de la inversión de una gestión de dos o tres días pragmática, con el valor de gas en boca de pozo en Neuquén que ya es supremamente competitivo. Yo diría eso, buscar una sensibilidad, no pensar en estar con las cuadrillas buscando falsos positivos, sino mirar un umbral que sea pragmático, de 50 kilogramos hora, pero hacerlo frecuentemente. Hay satélites, aeronaves, múltiples tecnologías complementarias que lo que buscan es eso, reducir la frecuencia y la duración de las fugas de mayor tamaño, que son las realmente importantes.
—Si Argentina quiere perseguir el sueño de convertirse en un país exportador de energía necesita estar en condiciones de competir con Estados Unidos, país que ahora con el gobierno de Donald Trump va a incentivar fuertemente la exportación de gas. Además, la Argentina también necesita que esa mayor oferta de gas se traduzca en la apertura de nuevos mercados en Europa, Asia para que esa oferta no le traccione hacia abajo el precio del gas y complique la inversión. ¿Cómo ve esa competencia entre los dos países?
–Yo creo que lo que hay en común es que ambas administraciones están buscando incrementar la producción en el corto plazo y quieren hacerlo de una forma muy competitiva. Ambos están tratando de llegar al mismo objetivo, pero tienen que pensar que únicamente esa estrategia funciona y trae bienestar a la economía local si el gas se puede exportar. Y ahí es donde entran las regulaciones en Europa que están exigiendo precisamente un framework y una medición de metano bien juiciosa. Hoy (por el lunes) escuchábamos al secretario de Energía de Estados Unidos que dijo que van a incrementar la producción, que habrá mucha actividad de taladros y que van a exportar porque no quieren que haya sobreoferta localmente y que los precios estén en negativo, como ya ha pasado anteriormente en Estados Unidos. Eso no le conviene ni a los operadores ni a la economía local. Lo que veo en común en las dos economías es que quieren explotar el recurso e incrementar la producción, pero esa estrategia únicamente va a funcionar si tienen buen acceso a un mercado de LNG con uptakers como Europa, Japón, etc., que están requiriendo esos temas de intensidad de metano.