
La industria energética está transitando un momento de inflexión: la necesidad de medir con precisión y transparencia sus emisiones GEI ya no es un diferencial, sino una condición de competitividad. En este contexto, la noticia de la alianza estratégica entre ISO y GHG Protocol para desarrollar estándares globales unificados representa mucho más que una novedad técnica: marca un cambio de era.
Así lo entiende Nicolás Eliçabe, presidente del Directorio de IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación), organismo que representa a ISO en Argentina: “Esta coordinación histórica entre dos referentes globales busca desarrollar un marco armonizado para medir y reportar emisiones de carbono. Es un paso clave hacia un lenguaje común que acelerará la acción climática real”.
Para la cadena de valor que se sitúa alrededor de Vaca Muerta —donde la trazabilidad ambiental empieza a permear la conversación energética—, esta convergencia puede significar una ventaja competitiva. La posibilidad de alinear la medición con estándares reconocidos internacionalmente no solo simplifica procesos, sino que también habilita a las empresas a mostrar con evidencia real y trazable sus esfuerzos de mitigación.
“La alianza marca un punto de inflexión porque propone una base coherente para todos los actores: desde empresas hasta verificadores y desarrolladores de software. Disminuir la fragmentación normativa reduce costos y permite enfocarse en lo importante: reducir emisiones”, agrega Eliçabe: “Argentina tiene una oportunidad concreta de posicionarse como referente regional en esta materia. La clave está en facilitar herramientas simples, aplicables y verificables para cada sector productivo”.
“Desde IRAM impulsamos un enfoque colaborativo: queremos que este marco no quede solo en las grandes empresas, sino que llegue también a pymes, cooperativas y gobiernos locales”, sintetiza.
Sistemas de gestión
Organizaciones de todos los tamaños comienzan a adoptar sistemas de gestión que les permitan no solo cuantificar sus emisiones sino organizar esa información, tomar decisiones con datos y reportar en tiempo real. Y lo hacen sabiendo que la trazabilidad ambiental no es negociable a la hora de participar de cadenas de valor globales.
El rol de IRAM en este escenario será clave. Según explica Eliçabe, el instituto ya trabaja para adaptar este nuevo marco al entramado productivo argentino: “No solo elaboramos y adaptamos normas, sino que también brindamos servicios de evaluación de conformidad y lanzaremos pronto ROCS, un registro de organizaciones comprometidas con la sostenibilidad que permitirá visibilizar avances concretos”.
¿Qué sectores serán prioritarios?
Eliçabe aclara que IRAM trabaja transversalmente con industrias de distinto tipo. La industria de la energía, naturalmente, aparece entre las más relevantes: medir será el primer paso para optimizar, reducir y luego compensar. El segundo será hacerlo bajo un estándar que hable el mismo idioma que el resto del mundo.
“Adoptar tempranamente este marco traerá eficiencia y credibilidad. Se evitará duplicar esfuerzos y se facilitará el acceso a mercados internacionales”, concluye.
La alianza entre ISO y GHG Protocol marca un avance hacia un marco global unificado para medir y gestionar emisiones. El anuncio confirma la actualización de tres áreas clave:
- la huella de carbono de producto, que permitirá medir con mayor precisión el impacto de la manufactura a lo largo de su cadena de valor y detectar oportunidades de mitigación;
- la contabilidad corporativa, que ayudará a unificar criterios y mejorar la comparabilidad entre organizaciones;
- las mediciones a nivel de proyecto, que son esenciales para evaluar acciones puntuales o intervenciones específicas con resultados concretos.
Esta asociación entre ambas partes busca ofrecer a organizaciones, auditores y reguladores un estándar común, más claro y consistente, para impulsar decisiones climáticas mejor fundamentadas.







