Petrolera Aconcagua Energía estuvo cerca de declarar la quiebra al no poder hacer frente a sus obligaciones financieras. Sin embargo, en julio anunció un acuerdo con la compañía Tango Energía, controlada por Vista Energy y Trafigura, la cual se comprometió a inyectar fondos, quedándose con el 90% de las acciones, si los acreedores aceptaban el plan de restructuración de deuda. La adhesión finalmente estuvo por encima del 94% y el acuerdo se terminó de cerrar con el desembarco de Pablo Iuliano como nuevo CEO de la petrolera. En diálogo con EconoJournal, el ex directivo de YPF adelantó cuáles son los objetivos para la firma en esta nueva etapa.
-¿Cuáles son los próximos pasos que tiene previsto dar la compañía luego de la reestructuración de su deuda financiera?
El canje de la deuda financiera fue muy exitoso con más de un 94% de adhesión, también tenemos reperfilada la deuda comercial y ahora hemos armado un plan de shock de corto plazo para incrementar la eficiencia en nuestros campos maduros ya que tenemos oportunidades de incrementar la producción convencional. Hoy (miércoles) tuvimos una reunión con el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilnek, y la secretaria de Energía, Andrea Confini, y les manifestamos que nuestro primer objetivo es estabilizar la compañía en los próximos tres o cuatro meses, siendo más eficientes para incrementar la producción.
–¿La compañía opera 13 áreas no convencionales?
Son 14, pero hay una que es solo exploratoria y, por lo tanto, no tiene producción.
–¿Cuántas de esas áreas están en Río Negro y cuántas en Mendoza y Neuquén?
En Mendoza tenemos cuatro concesiones, en Neuquén tenemos una parte de una concesión vieja que se llama Entre Lomas y el resto de las concesiones están en Río Negro

–¿La deuda de la compañía que forzó la reestructuración estaba en torno a los US$ 400 millones entre obligaciones negociables, pasivos comerciales y fiscales?
Ahí está considerando tanto la deuda financiera con los tenedores de obligaciones negociables como la deuda que tenía Aconcagua con Vista por la compra de los campos, como así también la deuda comercial y fiscal. No obstante, la deuda financiera, que era la más importante de resolver, era de unos US$ 230 millones. También refinanciamos la deuda comercial, que era bastante menor, y después está la deuda con Vista por la compra de los activos, que la venía pagando en barriles de petróleo, pero que en el peor de los casos se hubiera resuelto devolviendo los activos. La restructuración le permitió a la compañía tener una nueva vida y ahora tenemos que llevar adelante un plan de shock de 3 o 4 meses y a partir del año que viene empezar a pensar en cómo crecer a partir de la explotación de nuestros activos no convencionales.
–¿Cómo tienen previsto lograr mayor eficiencia en el corto plazo? ¿Con qué medidas concretas?
Somos un equipo de trabajo que tiene más de 25 años de experiencia tanto en producción convencional como en no convencional. Nos conocen por lo que hicimos en Loma Campana con YPF y todo lo que hicimos con Tecpetrol, pero la verdad es que antes veníamos de trabajar 10 o 15 años en la producción convencional en distintas cuencas de Argentina. En los campos de Aconcagua hay margen para mejorar la producción.
–¿De qué manera?
Algunos equipos venían con falta de mantenimiento por la situación económica que venía atravesando la compañía. Por lo tanto, al tener capital de trabajo eso nos permite incrementar la producción nuevamente. Es importante dejar en claro que no todos los campos maduros son iguales. Hay campos en los que todavía tenemos oportunidades, pero depende de quién opera. Aspiramos a que la producción crezca entre 5% y 10% de acá a fin de año. Eso no significa que todos los años vamos a crecer al 10%. El convencional hay que hacerlo muy eficiente, pero el crecimiento de la compañía hay que empezar a traccionarlo desde los activos no convencionales.
–¿Cuántos fondos inyectaron en la compañía para lograr esto?
US$ 36 millones en capital de trabajo. Además, hay otra cuestión que es un poco más cultural. Nosotros vamos a estar cerca de las operaciones. La sede de Aconcagua va a estar en la localidad de Cippoletti en la provincia de Río Negro. La mayor parte de la gente que trabaja en Aconcagua vive en Río Negro. Queremos estar cerca de donde suceden los hechos e insertos en las comunidades donde operamos, no manejar la actividad a 1200 kilómetros de distancia.