Aconcagua Energía, una petrolera independiente que opera yacimientos convencionales en la Argentina, informó este lunes a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que avanzará en un proceso de reestructuración de su deuda que ronda los US$ 230 millones. La compañía, que difirió ayer el pago de intereses correspondientes a las Obligaciones Negociables (ON’s) emitidas en el mercado local, contrató al banco de inversión VALO Columbus para encarar la reestructuración voluntaria de sus compromisos financieros. También contrató el asesoramiento de Tavarone, Rovelli, Salim & Miani, uno de los principales estudios jurídicos del sector energético. Fuentes cercanas a la empresa indicaron que el esperan cerrar esos acuerdos en las próximas semanas para evitar caer en un concurso de acreedores.

Aconcagua, que, desde su creación, hace 10 años, apostó por una estrategia de expansión integral en el sector energético con sinergias también con los negocios de servicios petroleros y de generación eléctrica, tenía todo listo en enero de este año para lanzar un bono internacional que le permita alivianar su programa de vencimientos de deuda. Nueve bancos trabajaron en ese lanzamiento en Nueva York —entre ellos el Santander, el Bank of America (BOFA) y el Deutsche Bank, entre otros—, que finalmente no llegó porque los coletazos de la política de aranceles de Donald Trump y la caída del precio del petróleo obturaron esa ventana de oportunidad. La profundidad somera del mercado financiero local también jugó en contra: a mediados de mayo grandes compañías como Pampa Energía, Pluspetrol y Telecom —que levantó unos US$ 800 millones para viabilizar la adquisición de Telefónica— salieron al mercado y terminaron secando la plaza.
“Hoy prácticamente no hay financiamiento disponible para las empresas argentinas. El crédito que existía ya lo tomaron las empresas mejor rankeadas, las AA. Para las compañías más chicas es muy complejo conseguir. Veremos qué sucede en las próximas semanas si el precio del crudo se estabiliza de nuevo arriba de los 75 dólares por la escalada bélica en Medio Oriente”, explicó un experto bursátil.
Preservación operativa
Frente a ese complejo escenario, Aconcagua —una compañía creada por Diego Trabucco y Javier Basso, dos profesionales con más de 25 años ligados a la industria petrolera— optó por priorizar su continuidad operativa, preservando su caja para cubrir gastos corrientes. A la empresa, que en 2023 llegó a un acuerdo con Vista para hacerse cargo de la explotación de Entre Lomas y otros campos convencionales en la cuenca Neuquina, tampoco le jugó a favor el aumento en dólares de los costos operativos registrado en la industria petrolera a raíz de la apreciación cambiaria. Esa situación afectó especialmente a las empresas que explotan yacimientos convencionales maduros o ‘viejos’. Es un negocio con márgenes más exiguos que los de Vaca Muerta que se limaron aún más por la baja del precio del petróleo registrado desde marzo. Lo que viene por delante para Aconcagua —que opera 13 concesiones convencionales en Neuquén, Río Negro y Mendoza y tiene en carpeta un ambicioso proyecto piloto en Vaca Muerta — consiste en reestructurar su perfil de deuda, que a fines del primer trimestre ascendía a US$ 229 millones con vencimientos en 2025 por US$ 75,3 millones.
«La compañía impulsará un proceso integral de reestructuración de su deuda financiera, ante las condiciones desafiantes del mercado de capitales que han dificultado el acceso a fuentes de refinanciamiento en términos compatibles con la sostenibilidad del giro ordinario de sus actividades operativas», comunicó la compañía a la CNV.

La reestructuración fue acompañada por una baja en su calificación internacional por parte de Fitch, que la colocó en ‘CCC-’, reflejando una posición de liquidez limitada y mayores riesgos de refinanciación.