El desarrollo de Vaca Muerta no sólo está redefiniendo el mapa energético de la Argentina, sino también las oportunidades de crecimiento para las provincias que participan en este proceso. Puntualmente en Río Negro, las empresas locales que brindan servicios asociados al desempeño sectorial ven en el oleoducto Vaca Muerta Sur y en la futura planta de Gas Natural Licuado (GNL) de Sierra Grande dos pilares fundamentales para el despegue económico.
Con el oleoducto, que permitirá transportar 390.000 barriles diarios, lo que incrementará en un 70% la posibilidad de evacuación de petróleo de la Cuenca Neuquina, y la planta de GNL, que promete transformar el gas natural en un producto de exportación competitivo a escala global, las empresas se fijaron como objetivo ocupar un rol clave en este desarrollo en función de su conocimiento del terreno y de sus capacidades operativas.
A los ojos de Luis Aiassa, miembro de la Comisión Directiva de la Cámara de Empresas de Servicios (CES) de Río Negro y socio en Rakiduamn, compañía que brinda servicios de alta tecnología a la industria de Oil & Gas, la sinergia con Neuquén es vista como una oportunidad para complementarse y maximizar la eficiencia en la producción y exportación.
Sin embargo, la competencia también está latente: Río Negro quiere asegurarse que su valor agregado se traducirá, una vez que se finalice la construcción de los citados proyectos, en beneficios tangibles y perdurables, tanto para las empresas locales como para la comunidad.
—¿Qué está haciendo la CES para que las empresas de Río Negro puedan tener un papel protagónico en el desarrollo de Vaca Muerta?
—Lo que estamos haciendo en la cámara es justamente relevar todas las empresas que están en Río Negro y aportar esa información a los operadores, de forma tal que puedan contar con esa capacidad operativa, en pos de un desarrollo que creemos que va a necesitar de todas las manos para llevar adelante el trabajo previsto.
—¿Qué tipo de valor agregado pueden ofrecer las firmas de servicios de Río Negro a las operadoras en Vaca Muerta?
—Principalmente conocimiento del terreno, que se traduce muchas veces en eficiencia. Necesitamos tener un costo acorde para que el producto que la Argentina exporte pueda sostenerse más allá de los vaivenes de los precios internacionales. El hecho de trabajar con manufactura, industria y mano de obra local hace que todo el costeo pueda efectuarse de la mejor manera posible.
—¿Cómo describiría la relación entre las provincias de Río Negro y Neuquén en este contexto?
—Veo una sinergia perfectamente aceitada entre ambas provincias. En principio esto se observa en el plano político, pero también se da a nivel de cámaras y organizaciones empresariales. Río Negro y Neuquén son provincias hermanas en donde las fronteras nunca existieron.
—¿Qué oportunidades ven las empresas rionegrinas en los grandes proyectos de infraestructura asociados a Vaca Muerta?
—Básicamente son proyectos que tendrán una contrapartida en términos de mantenimiento y operación. Creemos que las compañías de la zona cuentan con la posibilidad de aportar algo, no todo, porque son proyectos que, por su envergadura, van a necesitar de la suma de las capacidades operativas de varias empresas que hay en el país.
—¿Actualmente qué están haciendo para que las operadoras tomen en cuenta a las proveedoras de servicios rionegrinas?
—Justamente estamos manteniendo reuniones con las operadoras para dejar claro cuál es nuestra capacidad operativa en la zona. Nosotros no vamos a tener la capacidad para poder afrontar toda la demanda que tienen proyectos de esta magnitud, ni siquiera en el caso de los emprendimientos más chicos. Entonces es natural pensar en el aporte de empresas que vengan de otros lugares del país o incluso desde el exterior. Ahora, lo que queremos hacer como conglomerado empresario de la zona es capturar la mayor cantidad de valor agregado, que eso también se traduce en el desarrollo local. Hay que darle a la gente de acá la posibilidad de establecerse, de vivir bien. De alguna forma estamos federalizando a la Argentina, haciendo que parte del valor agregado de todo este recurso natural que existe acá quede justamente en la zona.
—¿Y cómo planean las empresas locales agregar valor y resolver los problemas de las operadoras?
—Para capturar el valor agregado lo que se hace es tener empresas que estén a la altura de las circunstancias, que puedan agregar valor ya sea en cuestiones de gerenciamiento de la obra o en cuestiones de índole particular. El tema es ver cuáles son los problemas y resolverlos. A partir de ahí, permitir que ellos avancen en sus objetivos, que en este momento son los de producir y poder exportar.
—¿Hoy cuál es la principal demanda que tienen las operadoras?
—Continuamente nos plantean que quieren exportar, pero a la vez tener un lifting cost lo más bajo posible, porque cuando varían los precios internacionales ellos buscan continuar exportando. Entonces tenemos que ver cómo hacemos para cumplir con eso. Encauzarnos detrás de los objetivos que tienen ellos como nave nodriza y poder sumarles, con soluciones, en la ecuación.
—¿Qué visión tienen sobre el desarrollo a largo plazo en la zona, pensando en el escenario que se puede crear una vez que los proyectos de infraestructura estén finalizados?
—Se va a generar un volumen de trabajo inicial hasta que se construya toda la infraestructura, y después ese trabajo va a caer. En la medida en que hayamos capturado el valor necesario y transformado ese valor en otras industrias en la zona, no nos quedaremos con el rezago de una población pobre, que sirvió para poner en marcha la infraestructura, pero que después no tiene trabajo en alguna otra industria que hayamos desarrollado en este tiempo. Nosotros tenemos una visión del desarrollo de la zona no extractivo. Es decir, queremos generar valor acá, y que parte de ese valor se transforme en otra cosa para permitirnos vivir bien.
—¿Qué sectores locales creen que pueden beneficiarse y cómo piensan enfrentar la escasez de personal capacitado?
—Estamos hablando de recursos que no son renovables. Entonces, ¿en qué tipo de valor se puede convertir? Para eso será fundamental que al empresariado local se le genere un incentivo que le permita reinvertir todo en otras cosas que hay en la zona; en industria de minería que también se está desarrollando, en fruticultura, en ganadería. Hoy necesitamos personal que esté a la altura de los desafíos que se vienen. Así se generaría un entramado de valor que hará posible retener la mayor cantidad de posiciones de trabajo posible y que la economía no se caiga una vez terminado el proyecto.
—¿Cómo recibió la CES la noticia sobre los proyectos de infraestructura en Vaca Muerta, específicamente la construcción de la planta de GNL en Punta Colorada?
—La noticia fue realmente espectacular y a nosotros nos llena de optimismo, porque Río Negro es una provincia continente y esto puede llegar a ser algo que permita un desarrollo más importante. Estamos hablando de obras que van desde la Cuenca Neuquina, atraviesan el Alto Valle y terminan en el Golfo San Matías. Para las ciudades y los pueblos involucrados no deja de ser algo espectacular. Pero si en lugar de Río Negro estas obras se anunciaban en Bahía Blanca, nos hubiésemos puesto igual de contentos porque queremos lo mejor para la Argentina.