Hoy en día, la energía fotovoltaica se encuentra cerca de los 1.500 megawatts (Mw) de potencia instalada en la Argentina. Si bien se trata de una cifra importante, no alcanza a representar un 50% de la capacidad eólica, que ronda los 3.700 Mw.
Martín Dapelo, consultor en energías renovables y eficiencia energética, analiza la actualidad de esta tecnología y señala algunos de los obstáculos que observa para su crecimiento, comenzando por la faceta normativa. “Dentro de los grandes parques tenemos dos barreras principales. La primera de ellas pasa por la no continuidad de la Ley 27.191 y el desarrollo de parques con programas como el Plan RenovAr”, expone.
A su entender, esto implica que el Estado no va a licitar la construcción de ningún nuevo complejo, sino que lo único que queda disponible es el desarrollo de parques del Mercado a Término de Energía Eléctrica de Fuente Renovable (MATER). “En ese sentido, si bien siempre hay interés de las empresas por participar, el cuello de botella que encontramos es la falta de ampliación de las redes de alta tensión”, apunta.
Cabe recordar que, según estimaciones del sector, el país necesitaría contar con 40.000 kilómetros (km) adicionales en líneas eléctricas de esa clase, lo que podría acarrear una inversión cercana a los 40.000 millones de dólares.
Proyectos de participación público-privado
El especialista señala que por estos días el Gobierno está trabajando en lo que es el lanzamiento de proyectos de participación público-privado, con el objetivo de que sean los generadores los que se hagan cargo de la construcción de las ampliaciones de alta tensión. “Eso trae aparejado otro problema para las empresas, que habitualmente lidian con la dificultad para conseguir financiamiento para construir un proyecto fotovoltaico. Estamos hablando de inversiones con un valor muy elevado, por lo que se incrementa la complejidad de los proyectos”, argumenta.
Los últimos cambios de autoridades en el país, afirma, han generado cierta inestabilidad regulatoria para este tipo de iniciativas. “Pensemos que la Ley 27.191 funcionó muy bien, pero no se va a extender: caduca el 25 de diciembre de 2025. Y este tipo de proyectos necesita de un marco regulatorio a largo plazo, que en teoría debería ser el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI)”, expresa.
Generación distribuida
Por el lado de la generación distribuida, Dapelo asegura que actualmente la quita de subsidios a las tarifas mejora los plazos de repago para este tipo de instalaciones. Hoy este repago, detalla, es de entre ocho y 11 años, mientras que el año pasado estaba por encima de los 15 años. “También debe resaltarse la liberación de importaciones, que -si bien no es completa- hizo que bajaran bastante los precios de los componentes para las instalaciones”, sostiene.
Otro aspecto alentador es que están apareciendo posibilidades de financiación para los usuarios, con algunos bancos en la Argentina que ofrecen tasas razonables. “Desde ese lado, la generación distribuida empieza a tomar un poco más de ritmo”, manifiesta.
Lo cierto, comenta, es que la Argentina ya cuenta con unos 3.000 usuarios de autoconsumo activos, repartidos en 17 provincias. “Todavía es un mercado incipiente, pero con un gran potencial en el corto y mediano plazo a partir de la generación distribuida comunitaria. Este tipo de consumo en su conjunto, al igual que las instalaciones particulares, en el futuro será importante para impulsar el uso de energía fotovoltaica en las ciudades”, proyecta.
Un comentario
Las redes eléctricas conectado a la caja de alto voltaje constituido por un enrollado de selenoides solares revestido de hierro que fija los rayos solares, la fuente retroalimentación de los resortes constituido de cobre que determina el paquete selenoide para el sistema de inyección térmica comandado por pines centripetas y con lineas orbitales que determinan la fuerza exógena centrifugal sujeto a las válvulas de presión magnética y al elevador de voltaje por el viraje de los selenoides.