La demanda de naftas creció 5% en mayo con respecto al mes anterior y la de gasoil trepó un 12% en el mismo período. La comparación intermensual permite ver el primer signo de recuperación clara luego de la fuerte caída registrada en la primera parte del año. Como en los últimos meses los precios de de las naftas y gasoil aumentaron por debajo de la inflación —este lunes los importes en surtidor se actualizaron en la banda del 4%— se generó un abaratamiento de los combustibles en términos reales que incidió en el aumento de las ventas, las cuales se vieron impulsadas todavía más en el caso del gasoil por la mejora que registró la cosecha.
El incremento de los precios de los combustibles a fines del pasado año, en un contexto de fuerte contracción de los salarios reales, derivó en una disminución de la demanda de naftas y gasoil durante los primeros meses del año. Las ventas de gasoil llegaron a caer un 14% interanual en marzo y en mayo mostraron la primera suba interanual, la cual se ubicó en el 2%. Las naftas retrocedieron un 10% en marzo, un 11% en abril y en mayo la baja interanual se redujo al 7%.
Si bien el precio de los combustibles continúa subiendo todos los meses en términos nominales, si se toma en cuenta el impacto de la inflación han comenzado a abaratarse en términos reales. El último informe de la consultora Economía & Energía, que dirige Nicolás Arceo, muestra que en junio se ubicaron un 20% en promedio por debajo de enero medidos a ‘pesos constantes’, tal como se denomina en la jerga económica al valor en pesos de un bien después de descontar el impacto de la inflación y del tipo de cambio sobre su precio.
Como desde marzo de este año, el gobierno empezó a acordar con YPF que los precios en surtidor de la petrolera bajo control estatal —el mayor jugador del mercado, con una participación cercana al 55%— aumentaran por debajo de la inflación, lo que sucedió es que en términos reales los combustibles son más económicos hoy que en enero. Los números publicados por Economía & Energía dan cuenta de esa retracción: en agosto del año pasado el precio promedio de los combustibles en pesos constantes fue de 965 pesos por litro, en enero se disparó a 1236 pesos y en junio retrocedió a 984 pesos.
Para realizar el cálculo se tomó un precio promedio ponderado por volumen de nafta súper, premium y gasoil 2 y 3 y la inflación oficial registrada hasta mayo. Para junio, en cambio, se consideró una variación del IPC del 5,5% de acuerdo con la última estimación REM del BCRA y un incremento de los precios en surtidor del 2,5% para el gasoil y 4% para las naftas.
El valor real de junio es muy similar al de agosto de 2023 cuando la demanda era más alta que ahora. ¿Por qué la demanda no se recuperó totalmente si en términos reales el precio es prácticamente el mismo que entonces? Porque los salarios cayeron en términos reales y el poder adquisitivo que existe en la actualidad es menor al que existía en el tercer trimestre del año pasado.
Combustible en dólares
Si se observa la evolución de los precios medidos en dólares al valor oficial, puede verse que las naftas tuvieron un precio promedio en junio de 1,20 dólares por litro, el mayor registro de los últimos 5 años y medio. Con el gasoil la situación es similar. En junio el precio promedio por litro fue de 1,30 dólares, valor que solo se había alcanzado en junio de 2022 para luego caer de manera ininterrumpida hasta tocar un piso de 1 dólar por litro en agosto del año pasado.
El problema es que esa recuperación está basada en una acelerada apreciación cambiaria que muchos analistas no ven sustentable en el mediano plano si continúan los niveles actuales de inflación mensual. Si Argentina llegara a devaluar, ese precio en dólares caería rápidamente y el precio del combustible se dispararía nuevamente en términos reales como ocurrió en diciembre y enero luego de la fuerte devaluación que aplicó el gobierno de Javier Milei.