Por Christian Bruch, presidente y CEO global de Siemens Energy
La transición energética es uno de los grandes desafíos de la humanidad. Por un lado, es necesario satisfacer una demanda de energía en constante aumento: hoy, alrededor de 780 millones de personas aún no tienen acceso a electricidad confiable, un requisito previo básico para el desarrollo económico y la estabilidad. Por otro lado, el cambio climático nos obliga a ser más sostenibles. Los objetivos del Acuerdo de París ya no son una opción, sino una necesidad.
Sin embargo, la sociedad solo seguirá el proceso de cambio si se logra un equilibrio entre sostenibilidad, disponibilidad y asequibilidad de la energía. Con «Fit for 55», la Comisión de la UE presenta hoy su primer paquete legislativo destinado a lograr el nuevo objetivo climático del 55% (reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% al 2030)
Este es un paso importante. Pero las declaraciones de intención por sí solas no son suficientes; lo que necesitamos, sobre todo, es velocidad.
Expansión más veloz de energías renovables y redes
Hasta ahora, Bruselas ha sostenido que la Comisión Europea quiere aumentar la proporción de energía procedente de fuentes renovables del 38% al 40% para 2030. Si bien están en lo correcto, más importante que los puntos porcentuales individuales es que se acelere la ejecución de los proyectos y, sobre todo, los procedimientos de aprobación. En Alemania, por ejemplo, se necesitan hasta doce años para construir una línea de transmisión de energía. Eso es demasiado; ninguna transformación energética tendrá éxito de esa manera. Si queremos lograr los objetivos, necesitamos coraje para cuestionar las regulaciones existentes para ver hasta qué punto todavía tienen sentido.
Condiciones generales adecuadas
Ampliar el sistema europeo de comercio de emisión para incluir el sector del transporte es un buen paso adelante, pero no es suficiente. Un aumento significativo de los combustibles climáticamente neutros requeriría un precio del CO2 de más de €200! esto no se puede lograr de la noche a la mañana. En cambio, una cuota de e-fuels para el sector del transporte sí ayudaría.
Además, adaptar la «Directiva de Impuestos Energéticos» también sería una contribución importante: los países pueden aumentar los impuestos para los combustibles intensivos en CO2 y reducirlos para los combustibles bajos en CO2. Durante casi 20 años, los estados miembros no han logrado llegar a un acuerdo conjunto sobre la modernización de la directiva. Si no es ahora, ¿cuándo?
Sin tabúes tecnológicos
En el camino hacia un mundo climáticamente neutro precisamos apertura tecnológica. El objetivo es reducir las emisiones de CO2 lo más rápido posible. Por esta razón, existen casos donde las soluciones provisionales (por ejemplo, basadas en gas natural) tienen sentido si permiten reemplazar fuentes de energía más intensivas en CO2 como el carbón a corto plazo. Las largas discusiones sobre los colores del hidrógeno, por ejemplo, no nos llevan a ninguna parte.
La implementación rápida de proyectos a escala industrial, también con el objetivo de establecer cadenas de suministro para nuevas tecnologías, es el enfoque que Europa debe tomar si quiere mantenerse al día con la competencia internacional.
Adaptar la legislación Estatal a los requerimientos
Técnicamente, muchas cosas son posibles. Sin embargo, el cambio solo se producirá a una velocidad suficientemente alta si los enfoques sostenibles también son económicamente atractivos a través de los modelos de negocio correspondientes. Por lo tanto, la financiación de la investigación es fundamental para promover a Europa como lugar energético e industrial.
La UE está respondiendo a esto con su paquete “Fit for 55”, al igual que los gobiernos nacionales. En Alemania, por ejemplo, la decisión de promover el hidrógeno como un proyecto importante de interés común europeo es la acertada. El gobierno alemán está poniendo a disposición nueve mil millones de euros para este propósito, lo cual es muy bueno. Pero, hasta ahora, apenas se ha utilizado el 1% del dinero, lo cual es insuficiente. La legislación sobre Ayudas Estatales debe adaptarse con sensatez, no puede convertirse en un obstáculo para la producción industrial.
Y finalmente: más honestidad en el debate
En lugar de polarizar, debemos trabajar juntos para encontrar soluciones. Esto incluye más honestidad en el debate. La transformación de nuestras sociedades tiene consecuencias de gran alcance no solo para las empresas, sino para todas las personas. Y todos deben recordar que la transformación no es gratuita y, a veces, incluso puede ser dolorosa. Es por eso que necesitamos encontrar formas de compartir los costos de manera justa. Deberíamos empezar hoy.