La caída abrupta industria petrolera golpea a todos los sectores y los trabajadores no son la excepción. Una porción importante de ellos –los que permanecen en sus casas sin tareas- están cobrando un 60% de sus ingresos y los que siguen trabajando con normalidad no percibieron las actualizaciones que marca el acuerdo paritario. En diálogo con EconoJournal, Gabriel Matarazzo, tesorero de la Federación Argentina Sindical de Petróleo, Gas y Biocombustibles, asegura que los trabajadores de las empresas de servicios son los más afectados por la crisis y también ve con preocupación lo que pueda llegar a pasar en las empresas refinadoras, a partir de la fijación del nuevo precio sostén para el barril criollo.
-¿De toda la cadena de valor de la industria, ¿cuál es el sector en el que los trabajadores se vieron más afectados por la caída de la actividad?
-Claramente y por cantidad de trabajadores, todo lo que hace a las empresas de servicios, fundamentalmente a las pequeñas y medianas. Por otra parte, a partir de la oficialización del precio del barril criollo, también nos preocupa un poco la situación de aquellas empresas que no son integradas, ya que le aumentan de manera considerable el precio de su principal materia prima que es el petróleo. Pero hoy concretamente, por situación de suspensiones y de rebaja salarial, todo lo que hace a las empresas de servicios es el sector más afectado.
-¿Cómo ven la actitud de las empresas frente a este panorama?
-La verdad que las empresas han sido demasiado rápidas de reaccionar frente a la crisis. En primer lugar, ya veníamos en crisis por el precio del barril. Y se profundizó por el tema del covid-19 y la caída de la actividad. Pero vemos con preocupación que hay muchas empresas que tienen espalda suficiente para soportar esta coyuntura y que sin embargo lo disimularon muy bien. Rápidamente procedieron a bajar contratos, a generar una crisis en las empresas de servicios. Muchas de estas empresas fueron incorporadas al programa ATP, por lo tanto el Estado está pagando parte de sus salarios. Sin embargo, por la celeridad en que decidieron suspender los contratos, hoy tenemos a una gran cantidad de trabajadores en sus casas que están cobrando el 60% de sus salarios.
-¿Para usted hubo poco interés en buscar otras alternativas?
-Yo lo que veo es que aprovecharon la coyuntura para bajar rápidamente los costos. Esto no implica desconocer la crisis que afecta a estas empresas. Pero insisto en que fueron muy rápidas en tomar esta decisión. A esto se agrega que en ninguna de las actividades que nosotros representamos, salvo la de gas licuado, hemos podido llevar adelante la cláusula de revisión de salarios que está estipulada en el acuerdo paritario que se firmó el año pasado. Es decir que los que siguen trabajando de la misma manera que lo hacían antes de la cuarentena no pudieron recomponer sus salarios con respecto a la inflación. Por lo tanto, el que está trabajando tiene una pérdida de su poder adquisitivo del 15%. Si a eso le agregamos que los que están en suspensión perdieron arriba de un 30% de sus salarios, la situación para los trabajadores es muy difícil.
-A fin de mes vence el acuerdo entre empresas y sindicatos por una rebaja de los sueldos. ¿Qué cree que va a pasar a partir del 1º de junio?
-Por lo pronto, una de las cláusulas del decreto que establece el precio del barril criollo señala que las empresas están obligadas a mantener los niveles de empleo. Independientemente de eso, creemos que así como el Gobierno prorrogó la doble indemnización en casos de despidos, creemos que va a prorrogar este acuerdo con respecto a los trabajadores que están suspendidos.
-¿Si no se reactiva la demanda, cree que las empresas van a poder cumplir con la cláusula de mantener los puestos de trabajo?
-Entendemos que las empresas pueden mantener el nivel de actividad al que tenían antes de la pandemia y que por lo tanto están en condiciones de cumplir con esa cláusula del decreto. De todos modos, no consideramos que la existencia de un precio sostén del barril de crudo sea la panacea y solucione todos los problemas. Las mayores beneficiadas con este decreto son las provincias petroleras, que se aseguran un ingreso por regalías. El resto siguen dependiendo de otras variables.
-¿Todo dependerá de que se reactive la demanda?
-Totalmente. El precio sostén es un precio interno y como decía anteriormente, a las empresas que no son integradas les genera un nuevo problema. No veo a empresas como Shell o Trafigura pagando graciosamente un barril de 45 dólares. Porque a su vez, estas empresas han podido subsanar la falta de consumo en el mercado interno exportando combustible a países limítrofes. Pero si compran el petróleo más caro del mundo, venderían la nafta más cara del mundo. Y realmente nadie en el exterior va a estar interesada en adquirirla.
-¿Avizora que ahí puede haber un foco de conflicto en cuanto a los puestos de trabajo?
-Nos preocupa lo que pueda llegar a pasar con los trabajadores en la provincia de Buenos Aires, que es donde se encuentran las principales refinerías. No vemos por el momento una situación de despidos o de amenazas de despidos. Creemos que al final del camino las refinerías van a terminar negociando con las productoras un valor que no sea de 35 dólares pero que tampoco sea 45 dólares. Pero de todos modos, claramente estamos preocupados con lo que pueda llegar a pasar si finalmente no se logra ese acuerdo.
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Es hora que La actividad petrolera empiece a ser reemplazada por las energías renovables. Se debe poner impuestos a VM para que financie la transición.