Por Diego Calvetti, Socio líder de Energía y Recursos Naturales KPMG Argentina
Cierra un año con altibajos en la industria hidrocarburífera no solo por la oscilación de los precios internacionales de los últimos meses sino también por los hechos políticos, como la salida de Qatar de la OPEC, que como siempre terminan repercutiendo en la sensibilidad del sector. Mientras tanto, se espera que 2019 se produzca lo que muchos analistas vienen anticipando desde hace tiempo y es que Estados Unidos alcance, finalmente, el liderazgo en la producción mundial de petróleo como consecuencia, básicamente, del desarrollo de los no convencionales y su capacidad de refinación.
Hay indicios ciertos que lo corroboran. Según datos del mercado, en septiembre pasado Estados Unidos produjo un total de 11.5 millones de barriles diarios de petróleo, una cifra superior a los 11.4 millones que reportó en agosto. Esto representa un 21 por ciento más respecto al año pasado. Y se estima que el país gobernador por Donald Trump está a solo 90 mil barriles de petróleo diarios para superar a Arabia Saudita que es principal productor mundial. Si ese pronóstico se comprueba se registrará una importante alteración del equilibrio mundial energético.
Los liderazgos en la industria no se resuelven solo por reservas o producción sino esencialmente por la capacidad de desarrollo tecnológico de las compañías puesta al servicio de mejorar esa producción y bajar los costos. Es por eso que líderes de las empresas mundiales del O&G cada vez más se involucran directamente en los planes tecnológicos de sus organizaciones. Y hay datos objetivos que lo avalan.
La reciente encuesta “Oil & Gas CIO Survey 2018” realizada por KPMG a 69 líderes de IT, reveló que el 85% de los ejecutivos consultados confirmó que ya están implementando Inteligencia Artificial (IA) en algunos de sus procesos. Y a pesar de la rápida velocidad de la tecnología y de la innovación, en el sector los ejecutivos eligen ver a la disrupción tecnológica como una oportunidad más que como una amenaza. Queda claro que la tecnología está siendo disruptiva del status quo en la industria y esto se comprueba claramente con los resultados que se van obteniendo en los Estados Unidos.
Es que la IA y la robótica están produciendo nuevos modelos que permiten predecir con mayor precisión comportamientos y resultados. Por ejemplo, la posibilidad de bajar riesgos al mejorar la seguridad en campos, pozos y plataformas marítimas, e identificando fallas en los sistemas incluso antes de que éstas se produzcan.
En la encuesta anual de KPMG a más de 2.300 CEOs de todo el mundo, los encuestados de la industria de O&G expresaron que en los próximos años los precios del petróleo tenderán al alza y por eso empiezan a concentrarse en las oportunidades de crecimiento que se puedan presentar.
Otro dato interesante es que el 85% manifestó estar confiado o muy confiado con relación al crecimiento del sector; mientras que el 88% lo hizo respecto de las perspectivas de mejora de su compañía. Y como parte de las estrategias de desarrollo, el 83% de los CEOs de la industria anticipó un nivel de actividad entre moderado a alto en los próximos tres años.
Más allá de especulaciones que se puedan hacer con relación a los precios internacionales, lo seguro sigue siendo trabajar sobre las variables que manejan las propias compañías. Por ello, los ejecutivos están concentrados en cómo mejorar las eficiencias internas a través de movimientos estratégicos de fusiones y adquisiciones, con el objetivo de mejorar escala económica, a partir del uso de la robótica y la IA, junto a otras formas de digitalización. Esto significa una transformación de los modelos de negocios con una mayor participación en el mercado que permitirá mejorar la estructura de costos y con ello los resultados finales.