Estructurar el financiamiento de proyectos de energía renovable a 20 años no es fácil porque los montos involucrados son altos y los entes que pueden ofrecerlos aún no confían totalmente en la Argentina. Pero también hay otros factores que inciden en la dificultad para obtener crédito. Su análisis y el del escenario potencial de la Ronda 2 del programa RenovAr fueron los temas de dos paneles sobre Tendencias de inversión y financiamiento, enmarcados en el Congreso de Energía Renovable Argentina 2017, recientemente celebrado en Buenos Aires.
El programa RenovAr, lanzado por el Gobierno con la meta de que en 2025 el 20% de la energía consumida provenga de fuentes limpias, ya hizo dos licitaciones -las Rondas 1 y 1.5- y adjudicó 59 proyectos que generarán 2.423 MW. Según Diego Werner, director técnico de la consultora Aires Renewables, que asiste a proyectos eólicos y solares, «RenovAr fue una revolución. Todos querían participar y muchos proyectos no llegaron técnicamente preparados. Algunos tienen poco resuelto el tema ambiental, que es lo primero que mira un ente de financiamiento. Además, el 60% llegó sin ingeniería. Y una vez que adjudicaron a un precio de entre US$ 50 y US$ 70 por MWh -más relacionado con el deseo de entrar que con el precio que daría una tasa de retorno aceptable-, hicieron la ingeniería y advirtieron que los costos no eran los esperados. Creo que en la Ronda 2 no se van a presentar sólo con un Excel: aprendieron que deben prepararse muchísimo mejor».
En coincidencia, Mathias Thamhain, managing Partner de la consultora técnica EAPC Sur, opinó que «además de temas macroeconómicos y políticos que influyen en la obtención de financiamiento, existen el riesgo técnico y el de construcción, porque una vez definida la ingeniería no hay vuelta atrás. Definir correctamente la ingeniería es clave para que exista un buen flujo de fondos en los 20 años que dura el proyecto. Claro que no hubo mucho tiempo entre la promulgación de la ley 27.191, que fija el marco legal para este mercado, y las primeras dos rondas de licitación. Y entonces algunas empresas participaron con proyectos de baja calidad técnica. Creo que esto mejorará en la Ronda 2».
Por su parte, Marcelo Alvarez, presidente de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER), que tiene una visión panorámica del mercado, admitió que «en todo proceso licitatorio hay caída de proyectos. El desafío es que el coeficiente de siniestralidad de RenovAr sea similar al de proyectos en países vecinos. Nuestro trabajo, y el de todo el sector, es anticipar problemas y ayudar a concretar los que aún no obtuvieron financiamiento o no logran una rentabilidad razonable ni cumplir los plazos de ejecución. Para eso no hay que bloquear nada de lo que venga de afuera, tanto en forma de financiamiento como de participación en el mercado. Pero, a la vez, hay que estimular a la industria local para que pueda participar. Es decir, ni detener todo para ir a la velocidad de la industria local ni correr a un ritmo al que la industria local no puede ir». Reafirmando esto, Werner manifestó que la tasa de concreción de los proyectos estará por debajo del 90%.
La creación de una industria local que abastezca a quienes desarrollan proyectos en el marco de RenovAr es primordial porque la ley 27.191 ofreció una exención tributaria para importar tecnología -un arancel cercano al 12%- que vence el 31 de diciembre de 2017. Y según Maximiliano Morrone, director Nacional de Promoción de Energías Renovables del ministerio de Energía y Minería, la exención no será prorrogada. «El tiempo de ejecución de muchos proyectos de las Rondas 1 y 1.5 oscila entre 24 y 30 meses, por lo cual no tenían contemplada esa exención. Por otro lado, no es posible crear una industria en 16 meses pero estamos trabajando con el ministerio de Producción y con el INTI. Hubo viajes a Europa para buscar tecnologías que las empresas quieran fabricar acá, y ya están entendiendo las necesidades del mercado y la capacidad de absorber la producción. Esto está sujeto a cierto caudal de proyectos que creemos que Argentina puede tener», dijo.
Aunque hacen falta varias rondas RenovAr para que haya un volumen de proyectos en el país, según Werner, «ya hay industriales pensando en fabricar aquí. A fin de año se construirá la primera fábrica de torres para aerogeneradores, perteneciente al mayor fabricante del mundo. Más rápido de lo esperado se tendrá una industria nacional de verdad y dejaremos de ser ensambladores».
Con respecto a la exención impositiva, tanto Alvarez como Miguel Angel Graña, Senior Partner de la consultora Luft Energía, discreparon con Morrone y afirmaron que la mayoría de los proyectos de las Rondas 1 y 1.5 la incluyeron en su flujo de fondos. Además, coincidieron en que esto incidirá en la Ronda 2. «El impacto de las exenciones impositivas en un proyecto es alto. Si no hay exención impositiva, los precios del MWh de la Ronda 2 serán más altos, por más que bajen los costos de logística u otros. Hay que extender el plazo de la exención o generar una industria nacional que cubra con costos aceptables la demanda que habrá», afirmó Graña.
El funcionario nacional indicó que «igual que en las rondas anteriores, la Ronda 2 tendrá un proceso de precios transparentes y competitivos. Lo lógico es que, a medida que se desarrolla el mercado, los proyectos sean más competitivos porque hay aprendizajes, se tienen puertos, capacidad de transporte, logística, infraestructura, etcétera. Eso debería llevar a la baja de precios».
Morrone agregó que aún trabajan en el pliego de condiciones de la Ronda 2, evaluando qué reconsiderar a partir del resultado de las rondas anteriores. «Esperamos tener el pliego en agosto. La potencia a licitar será fijada luego de que CAMMESA -la mayorista del mercado eléctrico nacional- dimensione el potencial de evacuación en los nodos para que cada proyecto adjudicado tenga asegurada su capacidad de despacho, como sucedió en las otras dos rondas. Este es un diferencial con respecto a otros mercados latinoamericanos porque se garantiza la venta de la energía generada. La secretaría de Energía Eléctrica ya prevé una expansión de la red de transmisión eléctrica, y no solo para rondas futuras de energía renovable».
Según el funcionario, lo inmediato es la reestructuración del mercado privado, algo en lo que se trabaja desde finales de 2016. Se refiere a que la ley 27.191 exige que a partir de 2018 los grandes usuarios -los que demanden más de 300 KW- deberán cubrir un 8% de su consumo a través de fuentes renovables. Para ello podrán generar su propia energía renovable o comprarla directamente a parques solares y eólicos.
Es decir, se crea un mercado de compra-venta de energía entre privados. Y quienes no cumplan la normativa tendrán penalidades vinculadas con precios más altos de la energía. Así lo explicó Diego Werner: «El gobierno trata de desalentar a los grandes usuarios a comprarle energía a CAMMESA, que quedará solo como proveedor de pequeños usuarios. Los contratos privados no serán a 20 años sino a menor plazo y probablemente surjan esquemas innovadores de compra. Por ejemplo, en Inglaterra se hacen pools de compra, que nuclean a muchos grandes usuarios, y a mayor cantidad de años, consiguen menor precio».
Por su parte, Marcelo Alvarez concluyó que «hubo varias instancias en las que se intentó arrancar con renovables y no lo logramos. Esta vez parece más posible pero todavía hay muchas cosas para analizar sobre Renovar 2 y, especialmente, sobre la baja de precios en la Argentina». Y Morrone, entusiasmado, aseguró: «Parece mentira todo lo que se hizo en 15 meses».