Las industrias fueron el sector más castigado por la falta de gas en el kirchnerismo, algo que se repitió en menor medida el año pasado, en el primer año de gestión de Mauricio Macri. La perspectiva de abastecimiento para este año, sin embargo, es mejor, según confirmó a EconoJournal Alejandro Fernández, gerente general de Mega, una de las mayores compañías con operaciones en el Polo Petroquímico de Bahía Blanca, que habitualmente está entre las más afectadas por los cortes.
Según el ejecutivo, el año pasado tuvieron un promedio de corte en torno a los 20 días, pero este año esa cifra caería hasta los 15 días. «En Mega esperamos tener menos cortes que el año pasado», afirmó.
De acuerdo con su pronóstico, la oferta se mantendrá en niveles similares a los de 2016, porque «no va a haber más gas de Bolivia, las dos terminales de LNG (Escobar y Bahía Blanca) van a estar a un nivel similar que el año pasado y la producción nueva, no convencional, se destinará a cubrir el declive».
Las buenas noticias, en cambio, llegarán del lado de la demanda. La expectativa es que el consumo residencial se modere parcialmente debido a los aumentos de tarifas, que le dan a los hogares una señal económica orientada al ahorro.
Como es habitual en estos casos, la última palabra la tendrán las temperaturas, dado que un invierno más crudo conducirá a un mayor consumo de gas residencial, que restringirá la disponibilidad para las industrias.
Fernández también anticipó que la compañía estudia aumentar la producción, algo que no se llevará a cabo este año.