El profesor Salvador Gil sostiene que un cambio en la conducta de los consumidores, propiciada por un esfuerzo coordinado que involucre también a gobiernos y empresas, podría ayudar a reducir el riesgo de cortes. El 50% del consumo energético en los hogares proviene de la calefacción y la refrigeración. Bajar solo dos grados en el termostato en invierno, o subirlo en verano aportaría tanta energía como una gran central eléctrica que cuesta varios miles de millones de dólares y lleva años construir.